Tras reunirse con el intendente Julio Garro, los taxistas platenses levantaron la medida de fuerza que habían dispuesto esta mañana. La movilización a la Comuna fue multitudinaria. El jefe municipal firmó el petitorio para hacer cumplir la ordenanza que regula la actividad de los remises y establece controles del transporte ilegal.

Los distintos sectores de taxistas, choferes y propietarios que operan en La Plata paralizaron ese transporte público a las 9 de la mañana. Con un acatamiento casi total, unos 700 vehículos fueron estacionados sobre calle 12, frente al edificio gubernamental. Reclamaban que se cumpla y no se modifique la ordenanza 9215 del año 2000 que regula la actividad de los remises y establece los controles del transporte ilegal.

“Nos atendió el intendente Garro, firmó el petitorio de hacer cumplir la ordenanza 9215 y operativos diarios y tuvo el gesto que salió y habló con los taxistas y se comprometió a realizar los operativos para erradicar el transporte ilegal”, detalló a Infoplatense Gustavo Vitale, titular de UPAT.

La protesta de los choferes se inició en el Paseo del Bosque y desde allí circularon hasta el Palacio Municipal, donde esperaron por la reunión que finalmente se concretó. La medida de protesta había sido consensuada entre la Unión de Propietarios de Automóviles con Taxímetro (UPAT), la Asociación de Propietarios de Taxis (APT), el Sindicato Choferes de Taxis de La Plata, el Sindicato General de Taxistas de La Plata y taxistas autoconvocados.

De la actividad dependen unas cinco mil familias en La Plata, pero el “amparo que recibe el transporte ilegal las pone en riesgo”, denuncian. Para Vitale, actualmente el remís es “un taxi encubierto” y las agencias “no tienen cocheras para todos los autos con los que trabajan”.

Los remiseros vienen reclamando que se reformule esa ordenanza. Piden que se avale prácticas que se llevan a cabo hace un tiempo en las calles de la Ciudad: sticker de las agencias de remises en los vehículos; geolocalizadores para recibir viajes mientras están en la calle y no tener la necesidad de volver a la base y el reloj para cobrar el recorrido realizado desde el lugar en el que sube el pasajero hasta el destino.