La idea arquitectónica detrás del mercado que se levantará en el antiguo Bazar X

Jueves 18 Abril, 2024

La idea arquitectónica detrás del mercado que se levantará en el antiguo Bazar X

Jueves 19 de Abril de 2018 6

Los profesionales que desarrollaron el proyecto para el novedoso corredor gastronómico hablan del proceso de creación, de la estructura, de la recuperación de la historia y la construcción del patrimonio y del concepto de “edificio ciudad” con el que resignifican un espacio público para La Plata.

La fachada histórica que activará la nostalgia de quienes fueron testigos de las épocas doradas del viejo Bazar X es el primer elemento con el que se encontrarán los visitantes la primera vez que accedan al nuevo Baxar, ese mercado gastronómico que ya toma forma más acabada en calle 50 entre 5 y 6, cuya inauguración como primera etapa está prevista para poco después de mitad de año. Es una idea inédita para la ciudad, desarrollada por arquitectos de tres generaciones recibidos en la UNLP y formados bajo un mismo paradigma: el de la “arquitectura ciudad”. Proponen un espacio de dos plantas, amplio, en el que la vereda se extiende hacia el interior e invita a transitarlo con su misma dinámica, para recuperarlo como lugar público y ofrecer comodidad. En el que además puedan desarrollarse emprendimientos gastronómicos –incluida una escuela taller– y puestos con productos naturales. Un corredor que tendrá otro frente (no un contrafrente) de 40 metros de extensión sobre la avenida 51, cuya apertura –en una segunda etapa– está proyectada para principios de 2019, a más tardar.

Los profesionales de Estudio MSS lucen exultantes con la idea que amasaron junto a Marcelo Caraballo, el arquitecto que encabeza el desarrollo edilicio de todos los emprendimientos del Grupo A Punto, responsable del proyecto.

Manuel y Mariano Segura y Hugo Molina reciben a Infoplatense en la obra, bajo el techo (una de las piezas históricas que lograron "poner en valor") del Bazar X y despliegan en el espacio lo que más tarde profundizarán con planos en mano en su estudio de 7 y 35, junto a Caraballo y al resto del equipo que se completa con los más jóvenes: los arquitectos Victoria Basile, Federico Davalos, Francisco Tineo y Martin Bilevicius. En ambos sitios se da la charla que nutre esta nota.

“Somos tres generaciones de arquitectos formados en la universidad pública con una identidad muy fuerte que nos atraviesa a todos, venimos hablando del concepto de ‘arquitectura ciudad’”, resume Caraballo, quien representa al extremo mayor de esas tres generaciones.

Sienten que el proyecto de mercado, que será Baxar, les da ahora la posibilidad de devolverle a La Plata lo que la ciudad depositó en ellos al formarlos.

Y por eso se ven protagonistas de una oportunidad. En la charla expondrán ideas como las de “recuperar patrimonio”, pero también la de “construir nuevo patrimonio”, porque sienten que esa huella que dejará el mercado como pasaje que se integra al espacio público de la ciudad los trascenderá, tanto a ellos como al grupo empresario, y quedará para la capital bonaerense como marca de identidad.

LA PASANTE URBANA

En lo que tiene que ver con la estructura, sobre la calle 50 está el Bazar, que tenía y conserva dos plantas. Esa fachada quedará tal cual y en su interior estarán una internacional del café que tuvo que adaptar su propio estilo arquitectónico al proyecto platense, una cadena de helados y una panificadora artesanal.

Esa es la primera de tres “cajas contenedoras”, como llama el arquitecto Molina a los espacios que se integran en el proyecto final. Las otros dos son lo que fuera La Trastienda y la casa de estilo romano, con acceso por 51 y pegada al Museo Pettoruti, que otorga los 40 metros de frente.

En ese primer espacio, el del viejo Bazar X que conserva la marquesina, aparecen las primeras joyas patrimoniales que los arquitectos rescatan. El piso original, el techo, el entablonado que quedó a la vista, la escalera principal del salón que está muy deteriorada y habrá que restaurar, las columnas. Y eso permite que no interfiera en el recuerdo, en la memoria colectiva que constituye el patrimonio: “Para eso los dejamos. Si no, no tendría sentido, sería conservar por conservar y nada más”.

Desde el Bazar y hacia la avenida 51 se reacondiciona el techo. Es ese gran cañón a dos aguas donde hasta hace algunos años funcionara el detrás de escena de La Trastienda. Es, podría decirse al mirar el plano, el centro del futuro recorrido, donde en esa segunda etapa se establecerá el mercado con fruta y verdura, con carne y pescado, y con escuela de cocina.

Ese será el nexo hacia el otro extremo, el de 51, donde el espacio se abrirá hacia la base de una imaginaria “L” al integrarse a lo que hoy aún es una casa de estilo romano, con un patio en el centro. Allí se dispondrán los espacios para comer y lugares para estar. El objetivo es que la gastronomía platense, que también ha desarrollado una identidad como lo hicieron los productores de frutas y verduras, esté representada.

Por encima, balconeando en interior y hacia la calle 51, está la planta superior reservada para los productores artesanales de cerveza de la ciudad. “Están en ese lugar porque es necesario un ámbito distinto, también abierto pero con la posibilidad de generar alguna intimidad para los visitantes”, explica Caraballo. Habrá espacio para cinco o seis marcas que tendrán un lugar para mostrarse de manera más masiva.

El concepto de “pasaje” es la idea fuerza del proyecto. “Una vez que nos encontramos con estos tres lotes integrados y sumado a lo que se indagó sobre otros mercados en el mundo, hicimos eje en que esto es un pasaje, y que la fuerza está en ese concepto”, dice. 

Para Molina hay un concepto entre los arquitectos cuando hablan de los lugares. Y es que “el lugar quiere ser algo. Su potencialidad está antes de que uno intervenga. En este caso vimos la potencialidad de ese corredor que atraviesa la manzana, no porque existe, sino porque la naturaleza del área lo necesita. Y de alguna manera, esa memoria colectiva de la que uno habla, tiene que ver con el caminar, con el vínculo con el peatón que se encuentra con ese vereda que se ensancha. Entonces es un pasaje que siempre estuvo ahí por más que no haya sido materializado. De alguna manera estaba y lo descubrimos”.

Mariano Segura lo diferencia del pasillo que sirve para comunicar dos calles. “Acá estamos metiendo la vereda adentro. No es sólo entrar a un edificio que sale a otra calle.  En este caso es atravesar la manzana en una ‘situación de vereda’”. Para Caraballo "hay pasajes que te comunican, pero acá no, es una trama urbana que de pronto se techó, aunque en realidad el techo ya estaba”.

HECHO URBANO

“La intervención en el BAXAR mercado pone en valor un hecho urbano presente en el lugar, en la memoria colectiva del ciudadano platense”. Eso manifiesta un paper de presentación del proyecto desde el punto de vista de los arquitectos. Y agrega: “Un edificio ciudad donde la sociedad hace propia la propuesta del equipamiento. Un lugar de encuentro donde el Sentir, el Aprender y el Comer se conjugan en un acto urbano”.

Por eso, el proyecto completa una “pieza urbana, que conforma un área peatonal junto con el eje fundacional de la ciudad, el Pasaje Dardo Rocha, El MACLA, el Pasaje Rodrigo, Diagonal 80, el Boulevard 51, Plaza San Martin, la Gobernación”.

Aparece entonces la revalorización del espacio público, la vereda, “el pasaje como lugar de encuentro e intercambio milenario”.

Esa idea parece ser de las más atractivas para los propios creadores. Y uno por uno aporta su mirada:

Hugo Molina: “La pasante es un hecho urbano, la estructura soporte (el espacio contenedor) para que después todo lo que haya adentro se sustente. Si logramos que el mercado funcione como una vereda, que sea un ensanche de la calle, nosotros vamos a estar tranquilos como arquitectos porque el hecho urbano o cultural tendrá su peso específico”.

Mariano Segura: “Vos hoy mirás la calle 51 desde Plaza San Martín y la vas a ver de una manera: oscura, triste, sin movimiento, gris, con rejas, que no te invita a caminarla. El hecho urbano se va a concretar con esos cuarenta metros de mercado con vida, con gente, con movimiento. Ahí se verá que esta intervención traspasa la línea municipal y la ciudad recupera su calle”.

Marcelo Caraballo: “Sociológicamente es una gran apuesta a la cultura del encuentro. A que el hombre tenga vínculo con el otro. La antítesis de una autopista. Yo no quiero que vayan a 200 kilómetros por hora. Yo quiero que los que pasen por ahí se encuentren con otros y con ellos mismos. Como arquitectos intentamos lograrlo y por eso celebro poder trabajar en arquitectura y gastronomía. El encuentro con un plato, con un amigo, con la novia, con la historia”.

Manuel Segura: “Hay también un hecho político en cuanto a la concepción del espacio público, lo cual está muy arraigado en todo hecho arquitectónico que intentamos trabajar. Siempre está esa idea del otro. Estamos formados en la UNLP, somos egresados de la universidad pública y hay una especie de legado que se ha ido transmitiendo”.

LO SUSTENTABLE

Los debates interdisciplinarios han sido intensos en estos meses y muchas veces el grupo de arquitectos ha debido plantarse ante el resto de las áreas para defender el punto de vista. Hubo muchas horas de estudiar, de ver otros mercados en el mundo, muchas horas de dibujo, de garabato, de discusión con quienes piensan la cuestión comercial, con el equipo de marketing.

“El proyecto no especula con lo que permiten los indicadores de la ordenanza, sino que su escala se adecua a lo existente. Es una mirada que sostiene que puede ser perfectamente sustentable un proyecto como este”, opina Manuel Segura. Caraballo aporta: “Ningún negocio de estos se hace para que no rente. Y siempre bromeo que el objetivo más importante de mi cliente es vender café”. “Cuando nos tocan temas como estos, lo comercial es simplemente la ecuación económica necesaria para que sea rentable lo que estamos aportándole a la cultura. Hay entonces sí una decisión política. Creo en un mundo mejor que es posible a partir de un vínculo de una persona con otra. Y el espacio gastronómico genera eso”, sentencia.

En el caso del mercado que desarrollan en esas parcelas emblemáticas de la ciudad, Caraballo siente que el proyecto, una vez terminado, no le pertenecerá a ellos ni al grupo inversor, ni a las empresas que allí se afinquen. “Le pertenecerá a la ciudad, habrá sido recuperado y sumado al patrimonio de La Plata”.