"Ella no murió, la mataron. No fue sola y se descuartizó en un descamado. A Johana la descuartizaron y la tiraron al lado de un arroyo, y lo único que pido es que encuentren a cada uno de los culpables del femicidio de Johana", expresó Marta Ramallo en una conferencia de prensa.

Johana tenía 23 años cuando desapareció, el 26 de julio de 2017, en lo que se sospecha que fue un secuestro vinculado a la trata de personas. La última imagen de ella con vida fue registrada por una cámara de seguridad en una estación de servicio ubicada en las calles 1 y 63, en La Plata, poco después de que saliera de su casa.

El 30 de abril pasado el juez federal Adolfo Ziulule le confirmó a Marta que los restos hallados en agosto de 2018 en la zona de Palo Blanco, en la ciudad de Berisso, eran los de su hija. La mujer aseguró que su vida "se derrumbó por segunda vez" por la noticia.

"Cuando el juez me comunicó eso, quise hacer muchísimas preguntas pero no pude, porque me preguntaba a mi misma, una y otra vez por qué a ella, por qué nadie nos escuchó cuando venían reclamando que las pibas aparezcan vivas", expresó Marta.

El juez ordenó que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) analice los restos de Johana para determinar la mecánica del crimen y la fecha aproximada de su muerte. El abogado de la familia Ramallo, Víctor Hortel, confirmó que los peritajes se realizarán en los primeros días de junio.

"Los maldigo una y otra vez, porque Johana no merecía que la secuestren en una red de trata durante un año y después me la descuarticen. Mi nieta no merece criarse a los 8 años sin el abrazo de su mamá, mi hija no merecía nada de lo que le hicieron", expresó.