Por Rubén D. Bárcena (*)

En un movimiento audaz, la vicepresidenta Victoria Villarruel incorporó en el temario de la Cámara alta el tratamiento del mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que desregula la economía. Este DNU, que ya está en vigencia desde el pasado 29 de diciembre, fue objeto de reclamos por parte del kirchnerismo durante más de un mes, y otros bloques (los “federales”) se sumaron a estos reclamos.

La decisión de Villarruel de habilitar el debate en el Senado sobre este DNU pone al gobierno de Javier Milei en una posición precaria. Si el decreto es rechazado, Milei podría ser el primer presidente en democracia al que le rechacen un decreto. Esta sería una derrota política de primera magnitud y podría comprometer las reformas de 300 leyes que fueron modificadas por esta medida.

Este escenario ha reabierto las especulaciones en torno a la relación entre Milei y su vicepresidenta. Villarruel, que fue compañera de fórmula del líder libertario y compartió banca con él durante dos años en Diputados, quedó relegada al ámbito sólo del Senado en el nuevo poder que se instauró el 10 de diciembre. Las promesas de que estaría a cargo de Seguridad y Defensa quedaron en nada, y esas áreas quedaron a cargo de Patricia Bullrich y Luis Petri, respectivamente (La fórmula que no pasó la primera vuelta en las elecciones 2023).

La decisión de Villarruel tomó por sorpresa a los libertarios, generando malestar que llegó hasta la misma Casa Rosada. Había negociaciones en curso para evitar llegar a una instancia tan peligrosa para el oficialismo. Sin embargo, la decisión de la titular de la Cámara alta de incluir el decreto en el temario desbarató ese intento final.

Villarruel se reúne con Mauricio Macri en forma reservada, y no se toma el trabajo de responder los rumores de un acuerdo con el expresidente para desplazar del poder a Milei. “Mi objetivo es cumplir el mandato como vicepresidenta hasta el 10 de diciembre de 2027”, expresó ante un grupo de legisladores cuando las versiones de su ambición presidencial adelantada estaban en alza.

La desconfianza del Presidente Milei y su hermana Karina viene de antes del balotaje. Villarruel armó su propio logo, hizo un acto donde la vitorearon, se desmarcó una y otra vez. “Cómo no voy a confiar en mi candidato a presidente, si en dos años cambió los términos de la discusión política en la Argentina”, había dicho la entonces candidata, exultante, como respuesta a un cronista de televisión que le preguntaba sobre sus diferencias con la estrategia comunicativa de Milei.

Los desafíos no sorprenden: el pasado 20 de febrero Villarruel  -desplegando su estrategia política independiente de Milei- se reunió con cinco gobernadores -incluso con algunos de los considerados "traidores" por el presidente-, a los que recomendó que hablen con Mauricio Macri para ponerle límites al gobierno.

La estrategia discursiva de Villarruel es decir siempre lo que quiere, más allá de lo que le pregunten. Y en este juego de poder, parece que Villarruel está lista para lo que sea.

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