La lectura de la sentencia contra Diego Walter Flores, el policía que llegó a juicio por haber matado de un tiro a Omar Cigarán en el Barrio Hipódromo de La Plata, fue tan breve como el instante en que la bala entró en el pecho del chico de 17 años aquel 15 de febrero de 2013. El efectivo de la policía bonerense fue absuelto y la comunicación de parte de la secretaria del Tribunal que lo juzgó duró unos pocos minutos. No se leyeron las argumentaciones y sólo se especificó que fue “por mayoría”, por lo que uno de los jueces habría votado en disidencia.

La reacción de los presentes, la mayoría amigo y familiares de la víctima fue de desolación. Un largo silencio de incredulidad siguió a las últimas palabras de la funcionaria que leyó el fallo abreviado. Fueron largos segundos a los que le siguieron el estallido de bronca, el repudio a la decisión y lo insultos al policía absuelto, quien para ese entonces ya se encontraba parado buscando la salida de la sala.

El dolor se instaló el rostro de Sandra Gómez, la mamá de Omar, quien como suele ocurrir en estos casos, se reinventó en una luchadora empedernida. La mujer, que encabezó todo el proceso previo al juicio, se sobrepuso incluso a la decisión de la fiscalía que instruyó el caso de no realizar acusación. “Seguramente ya no seré la misma”, exclamó entre lágrimas cuando tomó el megáfono en las escalinatas del edificio de tribunales y habló a quienes la acompañaron en una jornada tan dura.

Había allí muchos jóvenes de organizaciones políticas que entonaban el clásico “a dónde vayan  los iremos a buscar”. Un rato antes habían marchado alrededor de la manzana de 7, 8, 56 y 57, y cortado con gomas encendidas los accesos al edificio para evitar la salida de Flores.

Como el tribunal optó por no leer las argumentaciones de la sentencia se especula que se impuso la idea de considerar la carátula de “legítima defensa” esgrimida por la defensa del efectivo policial, la cual había pedido –precisamente- la absolución. La querella, la cual había encabezado la acusación por ausencia de la fiscalía, había pedido la condena perpetua por homicidio calificado.

De la lectura del fallo sólo se desprende que hubo disidencia entre los jueces. El dato es el único elemento positivo para la familia de Omar, pues facilitaría la apelación a Casación. Será María del Carmen Verdú, la abogada de la Correpi y representante de Sandra, la encargada de llevar adelante esa presentación.

El caso ocurrió en la esquina de 43 y 122 cuando en un supuesto intento de robo de una moto a un tercero, Flores intervino  para impedirlo. El resultado fue el tiro en el pecho de Omar Cigarán y durante el debate en juicio se instaló como nudo de la cuestión si el joven apuntó o no con un arma al policía. Se discutió incluso si tenía o no ese arma en su poder, dado que existían testimonios de que la misma recién apareció en la autopsia, dentro de su ropa interior.

Los alegatos

En los alegatos, Verdú, sostuvo que no hay duda respecto de la autoría del crimen. "Flores extrajo su arma, apuntó y disparó contra Omar, cosa que el imputado reconoció y tuvo la intención de matar. Hasta la elevación a juicio, nadie había afirmado haber visto un arma en manos del joven, hasta que dos testigos -con cuatro años de delay- dijeron haberlo observado pero se contradijeron".

"Palacios (por uno de los testigo) comentó que vio a dos chicos, uno de ellos tomaba del cuello a otro muchacho en moto al que le apoyaba algo en el cuello, que el chico de la moto levantó los brazos, de un auto bordeaux bajó un hombre que gritó: alto, policía. Ante la pregunta de qué hizo Omar, contestó que le seguía apuntando al de la moto, incluso cuando recibió el disparo mortal", explicó la letrada.

Asimismo, Verdú explicó que Junquera -el hombre asaltado- "dijo que escuchó un ruido y se dio vuelta, vio al joven que lo asaltó y oyó un disparo". Pero, "Flores señaló que vio a una persona que apuntaba a otra con un arma, extrajo su revólver, apuntó y ahí el chico lo vio y le tiró la moto encima; como le seguía apuntando, le disparó".

El acusado "habló de una persona mientras que los otros dos testigos hablaron de dos personas", sostuvo la abogada. Agregó que "Omar no estaba armado, según el testigo Martiarena, quién vio a un joven con un disparo en el pecho y corriendo. Le dijo; espera que llamo una ambulancia".

En tanto, la defensa había solicitado la abosolución por considerar que no hubo elementos para condenar al uniformado, y que éste actuó en legítima defensa. Por ello, el TOC 4 falló a su favor.