La ópera El universo en un hilo, de la artista plástica Marina De Caro, se estrena este sábado a las 21 en el TACEC (la Sala del Teatro Argentino-Centro de Experimentación y Creación, con acceso por 10 y 53).
La pieza tendrá otras funciones, siempre al mismo horario, este domingo 20 de agosto y el miércoles 23, jueves 24 y viernes 25 de este mes.
Para conocer el origen de El universo en un hilo hay que remontarse al año 2010, cuando nació como propuesta para la Bienal de Lyon de ese año, curada por Victoria Noorthoorn. La intención de Marina De Caro para su proyecto era “explorar una dimensión del cuerpo que aún no había trabajado: la sonoridad, el cuerpo como caja de resonancia”. Ese fue el disparador para que ella empiece a pensar en esta “ópera”. Así, esta iniciativa para la bienal se transformó luego en una obra escultórica y la “ópera” quedó como un desafío para desarrollar más adelante.
La primera persona en apoyar la iniciativa fue Lizzie Weisse, régisseuse y maestra titular de Técnicas de Actuación y Práctica Escénica en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Ella fue quien aportó su mirada sobre el proyecto para poder evaluar si lo imaginado en diálogo con la ópera como género era posible, considerando la visita a un lenguaje desde una perspectiva ajena, como lo son –en este caso- las artes visuales.
Luego, Alejandra Aguado y Solana Molina Viamonte (que llevan adelante la organización independiente Móvil, dedicada a la experimentación en arte contemporáneo) acogieron este desafío dentro de su programa. Durante muchos meses, este proyecto fue sumando integrantes y fue avanzando en equipo con la sonoridad y visualidad de esta propuesta hasta que fue presentada a Cynthia Edul, directora del TACEC, quien lo incluyó en la programación 2017.
De qué se trata
El universo en un hilo nace de un poema visual y de su lectura: “una acción que da pie a la experiencia del cuerpo como caja de resonancia y que termina conjugando imagen, sonido, musicalidad y movimiento”.
La sinopsis de la obra nos adelanta que “el poema se propone como una ópera en tres cuadros y dos intermedios. Su comienzo nos ubica en un taller de tejido que se devela como un espacio de pensamiento y de creación a partir del saber femenino y de la imaginación. Las instrucciones de tejido, la propia sonoridad del trabajo, el mundo de las pequeñas acciones que se llevan adelante en la producción de las piezas van poco a poco manifestando su dimensión poética y utópica y, en su claridad y minuciosidad productiva, se revelan como un vasto y reflexivo programa de pensamiento operativo para la acción”.
Acerca de la acción, se precisa que “se reivindica en las voces de Ofelia, Mélisande y Margarita (personajes clásicos de la tradición operística) permitiendo, a su vez, que ellas se muestren ya no como figuras sumisas, que esperan y sufren por amor, sino en su dimensión creativa y hacedora, como figuras poéticas, políticas y utópicas, como constructoras de sentido con la capacidad para que sus actos pongan en marcha una transformación”.
Ficha técnica
Dirección, guión, escenografía y vestuario: Marina De Caro.
Dirección musical: Luciano Azzigotti.
Cantante: Liza Casulllo.
Actriz: Natalia Di Cienzo.
Cantante: Esteban Manzano.
Flauta: Victoria Inés Barquiza.
Arpa: Gabriela Czerednikow.
Violoncello: Alejandra Becerra.
Percusión: Roberto Maqueda Domínguez y Víctor Lincoln Barceló-Suárez.
Luz: Karina Peisajovich.
Coreografía: Marina Giancaspro.
Maquillaje: Jazmín Calcarami.
Asistente de dirección: Juan Pablo Galimberti.
Asistente de escenografía: Iván Rosler.
Asistente de vestuario: Laura Renzullo.
Maestro preparador: Adrián Llano.
Copista: Carolina Di Paola.
Ingeniero de sonido: Agustín Salzano.
