Por Rubén D. Bárcena (*)
Las elecciones generales que se llevarán a cabo el próximo domingo 22 de octubre prometen decidir el rumbo del país, y los candidatos, partidos y sus militantes intensifican sus esfuerzos para convencer a los votantes en esta última semana de campaña.
La polarización en Argentina se acentuó en las últimas semanas, con los principales actores políticos, el oficialismo y la oposición, en una encarnizada lucha por el poder. En este contexto, la "campaña sucia" emerge como un término recurrente en los debates políticos y las redes sociales.
La desinformación, un fenómeno constante en los procesos electorales a nivel global, encontró también su lugar en Argentina como parte del escenario político. En un escenario de preponderancia de la comunicación digital, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería móvil se han convertido en los medios ideales para la difusión de datos erróneos, engañosos o manipulados, que pueden propagarse rápidamente y alcanzar millones de usuarios en todo el país.
Los ataques personales, las fake news y las estrategias de desinformación han alcanzado niveles de alarmantes, lo que plantea serias preocupaciones sobre la salud de la democracia argentina.
A nivel Nacional el ministro de Economía Sergio Massa (Unión por la Patria) busca acercarse a un eventual empate técnico con Javier Milei, de la Libertad Avanza, mientras Patricia Bullrich anuncia eventuales integrantes de su Gabinete con el objeto de retener y sumar votos de sus oponentes en las recientes Primarias y acercar posiciones.
En la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, busca la reelección bajo la bandera de Unión por la Patria, mientras que el principal desafío es Néstor Grindetti, candidato de Juntos por el Cambio. Tercia en la disputa Carolina Píparo, hoy canditata libertaria. La campaña se ha centrado en cuestiones fundamentales como la economía, la seguridad y la lucha contra la corrupción.
A nivel local, el peronista Julio Alak (Unión por la Patria) busca destronar a Julio Garro (Juntos por el Cambio) en una campaña en la que filtran acusaciones cruzadas por sucesos que han estallado en plena campaña, como el caso Chocolate Rigau, por caso.
Una cadena de escándalos sacude la Campaña
La desinformación, impulsada por la velocidad y el alcance de las plataformas digitales, es una preocupación central en la comunicación política argentina. Durante el presente período electoral, los partidos y candidatos se enfrentan al desafío constante de combatir la difusión de información falsa que puede perjudicar su imagen o influir en la percepción de los opuestos.
Los ejemplos de suciedad en esta campaña se acumulan como una serie de explosiones políticas. Desde las fotos comprometedoras del entonces jefe de gabinete bonaerense -Martín Insaurralde- a bordo del yate "Bandido" junto a una escort, hasta la filtración de audios del eventual ministro de Economía de Patricia Bullrich (Carlos Melconián), la campaña se ha visto inmersa en un torbellino de escándalos que amenaza con socavar. la confianza de los partidarios.
El caso de “Chocolate” Rigau de quien se sospecha que perteneceria una red de financiamiento en negro de la política bonaerense también fue utilizado en la campaña para ensuciar actores políticos, en este caso, dado el carácter de doble firma que está instaurado en la Cámara de Diputados, el chocolate salpica bloques de todos los colores.
Además, spots y banners elaborados con Inteligencia Artificial arrojan luz sobre las tácticas utilizadas por los algunos de los equipos de campaña, exponiendo también conversaciones privadas y estrategias poco éticas que han dejado a la opinión pública cuestionando la integridad del proceso electoral.
En este clima de tensiones y revelaciones, la batalla por los votos continúa. Los próximos días serán decisivos para determinar el futuro de Argentina, mientras los ciudadanos observan con cautela y preocupación los eventos que se desarrollan en el corazón de su proceso democrático.
Imagen: Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP)
(*) Editor de Política en InfoPlatense
