En las últimas horas, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, confirmó que después de las elecciones generales de octubre, el Gobierno autorizará un incremento de hasta el 11% en las tarifas energéticas de luz y gas que entrará en vigencia en noviembre.
La medida había sido pensada para septiembre, sin embargo se pospuso luego de que se conocieran los resultados de las PASO. Al ser consultado sobre por qué no se incluyó el congelamiento de tarifas en el paquete de medidas económicas, Rubinstein explicó que “se tomó la decisión de posponer los aumentos de tarifas esperando que la situación calme y hay un aumento previsto en noviembre, ahí se retomará el sendero”.
Recordemos que la Secretaría de Energía había habilitado subas de hasta el 11% en la boleta de luz de septiembre para aquellos usuarios que quedaron dentro de las categorías de ingresos más altos (5,3 millones de hogares) y medios (2,8 millones de hogares). Ahora está todo dado para que, después de la suspensión, los aumentos se hagan efectivos a partir de noviembre.
El Gobierno presta especial atención a la meta de déficit fiscal del 1,9% del PBI y para ello apuntan a la quita progresiva de los subsidios energéticos. Los analistas de política económica remarcan que las tarifas tienen un retraso tal en los últimos cuatro años de gestión que deberían subir un 54% para alcanzar el nivel de inflación general. Aunque claro está, los ajustes impactarían de lleno en el bolsillo de los trabajadores.
Cabe remarcar que en la quinta y sexta revisión del acuerdo de Facilidades Extendidas firmado con el FMI a fines de julio, el Gobierno había asumido el compromiso de “ajustar los precios de la electricidad desde el 1 de septiembre, para los usuarios residenciales de renta baja y media, de acuerdo con la legislación y los objetivos de recuperación de costes acordados”. Esta misma medida se aplicaría para los precios del gas natural.