La denuncia de una estudiante de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP contra un joven militante de esa misma casa de estudios por presuntas situaciones de acoso sexual, destapó una ola de acusaciones en el mismo sentido, que terminaron involucrando al menos a cinco hombres acusados por distintos hechos de gravedad en los que habrían ejercido violencia física, sexual y psicológica contra sus compañeras de militancia. De esta manera, por estas horas, circula por las redes sociales una grave denuncia que pone de relieve el presunto accionar misógino y violento de cuatro militantes de “Marcha Guevarista del pueblo” y un referente de CORREPI. En la mayoría de los casos, las mujeres que firmaron el comunicado denuncian que, aprovechando sus posiciones de liderazgo dentro de dichas agrupaciones, vulneraban y manipulaban las libertades sexuales de sus compañeras.
En la página de Facebook "Las pibas no nos callamos más" cerca de 50 mujeres denunciaron con nombre, apellido y fotografía a los miembros de las organizaciones políticas que habrían ejercido violencia sobre ellas. En el texto, hablan de situaciones de abuso sexual, acoso, violencia psicológica y abuso de poder por parte de estos 5 hombres. Además, advierten que, ante la primera denuncia de la joven Julieta Contreras (que días atrás contó que uno de sus compañeros había intentando forzarla a una situación íntima contra su voluntad), la organización Marcha Guevarista del Pueblo intentó silenciar lo ocurrido y justificar la actitud del denunciado. Fue por eso, dicen, que las mujeres se reunieron a conversar y terminaron dándose cuenta que eran muchas las que habían vivido situaciones similares, no sólo con ese militante en particular sino con otros de sus compañeros.
"A partir de la denuncia de acoso sexual sobre A.P hecha hace unos días, la dirección política de marcha guevarista convocó a plenarios de toda la militancia en los cuales las horas de “debate” el único objetivo que tenían era callarnos, disciplinarnos, dividirnos, y manipularnos para poner a la organización por encima, a costa de todo", advirtieron. "Se nos pedía fe ciega en el “compañero”, mientras a nosotras se nos revolvían las entrañas. Se nos pedía que saliéramos con el cuchillo entre los dientes a defender lo indefendible", continuaron.
"Horas después, cuando estábamos reunidas sólo las compañeras, de a poco, cada una pudo ir relatando situaciones gravísimas y poniéndole nombre a todo eso que dolía tanto y que no tenía lugar en esa organización", explicaron. Y dieron paso a contar una serie de experiencias de abuso sexual, persecución, humillaciones públicas, acoso y violencia verbal de las que muchas de ellas habían sido víctimas. Así, hablaron de "compañeras que explicitando no querer tener relaciones fueron violadas, compañeras forzadas a tener relaciones en momentos de gran desequilibrio emocional, llorando. Compañeras que se despertaron desnudas sin saber que había pasado" y también de "situaciones de vulneración de nuestros derechos sexuales y reproductivos hasta el punto de no dejar que las compañeras elijamos cómo cuidarnos", entre otros atropellos y situaciones de violencia física, sexual y psicológica.
La denuncia alcanzó gran magnitud en pocas horas y generó una rápida respuesta por parte de las autoridades de la Facultad de Trabajo Social de la UNLP, que publicaron un comunicado brindando su apoyo a las damnificadas: "Ante las graves denuncias de violencia de género en sus diferentes modalidades, realizadas a través de las redes sociales por parte de estudiantes de la Facultad, en las que se señala la responsabilidad de miembros de organizaciones políticas y estudiantes de esta Unidad Académica, el equipo de gestión expresa su solidaridad y pleno acompañamiento para quienes manifiestan haber soportado estas agresiones reconociendo la valentía de poner en palabras y visibilizar los sufrimientos padecidos", expresaron desde el equipo de gestión de esa casa de estudios.
