Lo que los choferes de la línea Este anticiparon el viernes en una conferencia de prensa se concretó este lunes, cuando decidieron tomar la cabecera ubicada en Ruta 11 e iniciar una retención de tareas que dejó a miles de usuarios sin micros de esa línea y de la 520, y también afectó a las 518, todas perteneciente a la empresa El Expreso SA. Reclaman la reincorporación de los siete despedidos que se registraron en febrero, garantías de estabilidad laboral y la elección libre de los delegados gremiales. También denuncian precarización y amedrentamiento hacia los trabajadores del sector de mantenimiento y limpieza de las unidades, “a quienes fuerzan a trabajar en doble turno y en negro”.

La medida arrancó a la madrugada y por ahora es por tiempo indeterminado, hasta que se firme un acta en la que conste que se atienden todos los reclamo. Piden la presencia en el lugar de dirigentes de la UTA, de representantes del empresario Daniel Corvelli y de la Municipalidad de La Plata.

La media de fuerza afectó a miles de usuarios que se vieron con complicaciones para movilizarse hacia el centro, especialmente desde la zona sur de la ciudad, en barrio Aeropuerto, Parque Sicardi y Villa Elvira. Y había sido anticipada el viernes pasado por los propios choferes, nucleados en la agrupación “El Bondi”.

El malestar vecinal fue el esperable ante la falta de un servicio básico como el del transporte, pero mucho de los usuarios estaban advertidos sobre lo que iba a ocurrir porque la semana pasada hubo una intensa “volanteada” en el barrio y en el centro con la que los choferes visibilizaron la situación.

“Tomamos esta decisión ante el incumplimiento por parte de la empresa de lo acordado el año pasado en la Justicia”, explicó Infoplatense Federico Giordano, chofer del ramal 14 y uno de los voceros de la protesta. Lamentó la afectación de los vecinos pero explicó que es “el único modo” de visibilizar la situación.

El conflicto se remonta a octubre de 2016, cuando los choferes realizaron un paro de 22 días con los mismos reclamos. En aquel momento se dictó una medida cautelar que obligaba a la empresa a retrotraer los despidos y las suspensiones, a cesar con “la persecución laboral” y a mejorar las condiciones de trabajo. Según denuncian los trabajadores, la empresa no cumplió y por esta razón reanudaron sus acciones.

“Ya en aquel momento incumplieron”, dijo Giordano, porque impidieron la reincorporación de dos de los choferes. Pero la situación comenzó a enrarecerse aún más en febrero cuando otros siete fueron cesanteados. “A cuatro de ellos les rescindieron el contrato y a tres los despidieron por trabajar a reglamento”, dijo y remarcó que todos los afectados están ligados a la agrupación “El Bondi” que viene reclamando elecciones libres de delegados.

Ese es otro de los puntos que se había acordado en noviembre. “Hace 15 años que no podemos elegir a nuestros representantes y el gremio se niega a avanzar en ese sentido”, lamentó el chofer. Según dijo, hasta ahora “no se movió un papel” para avanzar en ese sentido.

Además de su situación particular, los choferes plantean que los colectivos no están en las condiciones establecidas por ley, “lo que perjudica no sólo a los trabajadores sino a los usuarios, a lo que se suma la falta de frecuencias y el exceso de pasajeros”.

Y tampoco se cumplió con el acondicionamiento de los paradores donde los choferes descansan cuando terminan un recorrido. Según detallaron, las únicas cabeceras que tuvieron algún acondicionamiento fueron las de los ramales 45 y 46, que ahora paran en la empresa 273, y el ramal 14, al cual le acondicionaron un contenedor en 23 y 659.

Los choferes de los ramales 80 y 61 siguen sin un lugar apropiado, y los momentos de descanso los tienen que pasar arriba de los micros.

Los únicos ramales que trabajan en las condiciones adecuadas son el 11, 15 y 16.