Aunque la Ley de Paridad de Género prometía igualdad en la política bonaerense, los datos previos a las elecciones del 7 de septiembre muestran una realidad preocupante: el 80% de las listas legislativas son encabezadas por hombres. ¿Qué pasó con el compromiso de equidad?
La Ley de Paridad de Género fue sancionada en 2016 con una promesa clara: garantizar la equidad en la representación política. Pero a casi una década de su aprobación, los datos previos a las elecciones legislativas del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires revelan un retroceso preocupante.
Según el relevamiento de parlamentario.com, de las 77 listas presentadas en las ocho secciones electorales bonaerenses, solo 15 —el 19,48%— son encabezadas por mujeres. El resto ubica a varones como primera figura visible, incluso en los espacios con mayores chances de obtener bancas.
Paridad en números, pero no en poder
La Ley 14.848 exige que las listas estén conformadas por un 50% de hombres y un 50% de mujeres, en orden intercalado. Sin embargo, esa paridad formal no se traduce en el liderazgo real: las mujeres siguen relegadas a los segundos lugares, lejos de los puestos expectantes.
Dónde sí lideran ellas
- En la Primera Sección, solo Romina del Plá (Frente de Izquierda) encabeza una lista.
- En la Segunda, hay tres mujeres al frente: Natalia Blanco (La Libertad Avanza), Constanza Moragues (Unión y Libertad) y Florencia González (Nuevo Más).
- En la Tercera, la única es Verónica Magario, actual vicegobernadora, en una candidatura que podría ser testimonial.
- En la Cuarta, figuran Analía Esperón, Andrea Passerini y Lorena Srug.
- En la Quinta, Fernanda Raverta y María Agustina Vaccaroni.
- En la Sexta, Paula Abal (Nuevo Más).
- En la Séptima, Sofía Carneiro y María Inés Laurini.
- En la Octava (La Plata), Laura Cano (Frente de Izquierda) y Diana Zonaro (Unión Liberal).
¿Paridad real o simulacro?
Las excepciones —como Raverta, Magario o del Plá— tienen peso propio y trayectoria. Pero muchas de las mujeres que encabezan boletas lo hacen desde fuerzas minoritarias o alianzas con escasa competitividad. La paridad, en la práctica, sigue siendo una deuda pendiente.