Afiliados autoconvocados del Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA) volvieron a manifestar su descontento con el funcionamiento de los policonsultorios impulsados por la gestión de Homero Giles. En La Plata, donde se inauguró el primero de estos espacios durante la pandemia, las críticas apuntan tanto al deterioro de las prestaciones como al manejo político del sistema.
“Hay especialidades que ya no tienen cobertura, medicamentos que antes se entregaban y ahora no, y demoras interminables para conseguir turnos. Los policonsultorios son un desastre, un negocio para unos pocos”, señaló Hugo Ontivero, uno de los voceros del grupo de afiliados autoconvocados de la capital bonaerense.
La situación impacta directamente en más de 600 mil platenses que dependen de la obra social provincial, una cuarta parte del total de afiliados en toda la provincia. El reclamo principal es que, lejos de mejorar el acceso a la salud, la red de policonsultorios —que ya suma 250 en todo el territorio bonaerense— consolidó un sistema poco transparente, ineficiente y cerrado.
Uno de los ejes de la crítica es la gerenciadora que administra estos centros, la Asociación Civil de Establecimientos Asistenciales y Prestadores Privados (ACEAPP). Según Ontivero, “la ACEAPP prometía solucionar los problemas de pago, turnos y atención, pero solo profundizó la crisis: hay prácticas médicas restringidas, demoras con las prótesis, cobertura bioquímica insuficiente y abandono en la atención odontológica”.
En La Plata, los afiliados aseguran que ya no pueden elegir libremente a sus médicos, una de las promesas históricas del IOMA. “Muchos profesionales dejaron de atender porque no cobran. Perdimos la libertad de elegir, y eso es parte del colapso”, explicó Ontivero, quien también cuestionó a la presidenta de ACEAPP, Silvina Mariel Fontana, por un supuesto conflicto de intereses: lidera también la firma RM Salud SRL, que administra varios de los policonsultorios.
“La misma persona audita, gestiona y cobra. Se controla a sí misma. En IOMA parece que todo vale y nadie fiscaliza nada”, disparó el referente, quien lamentó que la política haya colonizado un espacio clave para la salud pública.
Las críticas alcanzan también al titular de IOMA, Homero Giles; al ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak; y al gobernador Axel Kicillof. “No responden. No escuchan. No hay intención política de resolver esto. Estás hablando con un mueble. Te dan discursos que no tienen nada que ver con lo que decís”, expresó Ontivero con frustración.
En estos cinco años, los afiliados han presentado recursos de amparo, marchado frente a la sede central de la obra social y realizado múltiples gestiones con legisladores. Sin embargo, el panorama no cambió. “Estás luchando contra elefantes. La gente deja de ir a las marchas porque se muere esperando. Esto no se arregla con discursos ni con más centros que no funcionan”, concluyó Ontivero.
El caso de La Plata se convierte así en un símbolo del conflicto de fondo que atraviesa al IOMA: una obra social que debería garantizar derechos básicos, pero que para muchos se convirtió en sinónimo de abandono.
