Miércoles 23 de julio de 2025
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Ajuste silencioso: la mitad de los argentinos no logró ahorrar en los últimos seis meses

En un contexto donde las cifras macroeconómicas muestran cierta estabilización, la realidad cotidiana de los hogares argentinos ofrece un contraste preocupante: el 50% de la población no logró ahorrar ni un peso en el último semestre. Así lo revela una encuesta nacional realizada por D’Alessio IROL y Berensztein, que expone cómo el ajuste económico sigue impactando directamente sobre el consumo, la planificación financiera y las expectativas a futuro.

El relevamiento muestra que tres de cada diez personas gastan más de lo que ganan, mientras que otro 20% apenas llega a cubrir sus necesidades hasta fin de mes. Solo una minoría mantiene cierta holgura presupuestaria. Esta situación se traduce en una contracción generalizada del consumo: el 81% de los encuestados declaró haber recortado gastos, una tendencia que se acentúa entre quienes no apoyan al Gobierno. En ese segmento, el ajuste alcanza al 95% de los consultados, mientras que entre votantes oficialistas la cifra desciende al 70%.

Los recortes golpearon especialmente a rubros que suelen funcionar como amortiguadores del malestar social. El entretenimiento fue el primer afectado (65%), seguido por la indumentaria (43%). Pero lo más alarmante es que un 32% reconoció haber reducido su consumo de alimentos básicos, una señal clara del deterioro en las condiciones de vida.

A la hora de priorizar gastos, los hogares se enfocan en sostener servicios esenciales (79%), garantizar la alimentación (68%) y acceder a salud o medicación (46%). Otros compromisos, como el pago de la tarjeta de crédito (28%), el alquiler (23%) y la educación (18%), quedaron desplazados en la agenda financiera familiar.

Pese a la desaceleración de la inflación registrada desde principios de año, la percepción ciudadana sobre un posible alivio es ambigua: solo el 43% dice haber sentido un “gran alivio”, mientras que el 44% no nota cambios, y el 13% expresa que el alivio fue escaso o nulo. El dato confirma que la baja de los precios no necesariamente mejora de inmediato el poder adquisitivo real.

De hecho, apenas dos de cada diez personas dicen estar conformes con lo que pueden comprar con sus ingresos actuales. Esta insatisfacción atraviesa incluso a quienes se mantienen alineados con el oficialismo, lo que marca una alerta para el clima social de cara al segundo semestre del año.

Expectativas divididas y señales de fatiga social

Las proyecciones hacia adelante también muestran un escenario incierto. Si bien un 46% considera que la economía está mejor que hace un año, un 53% opina lo contrario. Además, cuando se pregunta por el futuro inmediato, las respuestas están divididas: el 48% cree que la situación mejorará en los próximos 12 meses, mientras que el 47% prevé un empeoramiento.

Este empate técnico en las expectativas se suma a un dato inquietante: por quinto mes consecutivo cae la evaluación positiva sobre la situación económica respecto del año anterior. La recuperación que el Gobierno busca instalar aún no se traduce en mejoras tangibles para gran parte de la población.

En síntesis, más allá de ciertas variables que muestran signos de estabilización, la economía del día a día sigue sin dar respiro. El ahorro continúa siendo una meta lejana, el consumo se reconfigura para priorizar lo básico, y el malestar económico sigue siendo transversal, aunque con mayor intensidad entre quienes se ubican fuera del electorado oficialista.

En ciudades como La Plata, donde la clase media ha sido históricamente un termómetro de la situación económica, este tipo de diagnósticos ayuda a comprender por qué, a pesar del relato optimista de algunos sectores, persiste una sensación de desgaste que atraviesa la vida cotidiana.

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