En el marco del Plan Hídrico Integral para el Gran La Plata, la Municipalidad y la Provincia han comenzado con el proceso de renovación de las cañerías de agua potable en varias zonas de la ciudad, lo que beneficiará a más de un millón de habitantes. La iniciativa busca mejorar significativamente la distribución del agua y resolver problemas históricos de presión en barrios platenses, Berisso y Ensenada.
La obra, que abarca el recambio de más de 40 mil metros lineales de cañerías y la instalación de más de 7 mil nuevas conexiones domiciliarias, se lleva a cabo en una amplia área de la ciudad. La cuadrícula comprendida entre las avenidas 32 y 51, de las calles 19 a 25, será una de las primeras zonas intervenidas.
El proyecto demandará una inversión de 32 millones de dólares, financiados por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, y tiene como objetivo renovar las redes de agua potable que datan de hace más de un siglo. Muchas de estas cañerías se encuentran deterioradas por el paso del tiempo, con capas de óxido y sarro que dificultan el flujo de agua.
El intendente Julio Alak destacó durante una reciente recorrida por la zona que la falta de presión en la red de agua ha sido una queja constante de los vecinos desde hace años. “Las redes de distribución de agua están al borde del colapso. Estas obras son esenciales para mejorar el servicio que hoy no alcanza a cubrir las necesidades de la ciudad”, aseguró Alak, acompañado por el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense, Gabriel Katopodis.
Por su parte, Katopodis subrayó la importancia de este proyecto como parte de una serie de obras estructurales que se ejecutan para optimizar la producción y distribución de agua potable. “Este es un compromiso del gobernador Axel Kicillof y de todo su equipo. Son proyectos que se habían prometido en gobiernos anteriores, pero que finalmente se concretan gracias a la inversión y a la gestión actual”, remarcó el ministro.
Además del impacto en la calidad del suministro de agua, la renovación de las cañerías tiene un fuerte componente social, ya que beneficiará a miles de hogares de la región, mejorando no solo la presión del agua, sino también la seguridad y la confiabilidad del servicio, vital para la vida cotidiana de los vecinos.
El recambio de cañerías forma parte de un plan más amplio que incluye no solo la reparación de las redes existentes, sino también la creación de nuevas conexiones, lo que se traduce en un acceso más equitativo y efectivo para toda la población.