La cantante platense falleció tras meses sin acceso a medicamentos oncológicos por los recortes del gobierno. En redes, colegas y fans despiden su legado artístico y reclaman por el ajuste en salud. Una crónica que une dolor, bronca y resistencia.
La Plata amaneció con un silencio que pesa. La escena musical argentina llora la partida de Araceli Julio, vocalista de la banda de ska Satélite Kingston, quien falleció el miércoles 9 de julio a los 39 años en el Hospital Central de San Isidro, tras meses de lucha contra un cáncer agresivo. Pero su muerte no solo deja un vacío artístico: se convierte en símbolo de una batalla más amplia, la de cientos de pacientes que enfrentan obstáculos para acceder a tratamientos oncológicos en el contexto del ajuste sanitario del gobierno de Javier Milei.
Una artista con voz propia
Nacida en La Plata, madre de dos hijos, Araceli fue durante dos décadas una figura clave del ska latinoamericano. Su llegada a Satélite Kingston a fines de los 2000 marcó un giro estilístico en la banda, fusionando el ska clásico con la canción popular rioplatense. Grabó discos como El enemigo y Todo el tiempo, y dejó himnos como “La última carta”, “El hilo” y “En mil años”. Su última presentación fue el 22 de febrero en el Multiespacio Korova, y días después se lanzó el EP en vivo Justo cuando creías que no, grabado en Romaphonic.
El ajuste que interrumpió su tratamiento
A comienzos de 2024, Araceli denunció públicamente que la Dirección de Asistencia Directa por Situaciones Especiales (DADSE), dependiente del Ministerio de Salud, había suspendido la provisión de medicamentos oncológicos esenciales para su tratamiento. Presentó un recurso de amparo que obtuvo un fallo favorable, pero el Estado apeló, demorando la restitución de la medicación en un momento crítico.
La comunidad musical se movilizó: se organizaron festivales solidarios, colectas y campañas de visibilización. El sábado 5 de julio, bandas como Morley Reggae, Los Casettes y Staya Staya se presentaron en Buenos Aires para acompañarla.
Bronca y dolor en las redes
Tras conocerse su fallecimiento, las redes sociales se inundaron de mensajes de despedida, pero también de indignación. Usuarios, colegas y referentes del ámbito cultural apuntaron contra el gobierno nacional por los recortes en salud pública. “La motosierra llegó hasta los tratamientos oncológicos”, se leía en múltiples publicaciones.
El caso de Araceli no es aislado. Asociaciones civiles han denunciado que la paralización de la DADSE dejó a cientos de pacientes sin cobertura, y que el cierre del Instituto Nacional del Cáncer agrava aún más la situación.
Un legado que trasciende
Desde Satélite Kingston, sus compañeros la despidieron con un mensaje conmovedor: “La vamos a extrañar como quizás aún no sabíamos que se podía extrañar a alguien en esta vida. Solo nos reconforta saber que tendremos siempre muy presente la dulce compañía de su recuerdo y también los registros de su voz, su sonrisa, sus canciones”.
En las próximas semanas se prepara un show homenaje con la participación de artistas como Flavio Cianciarulo, Mimi Maura y Los Cafres.
Araceli Julio se fue, pero su voz sigue resonando. En sus canciones, en sus denuncias, en cada paciente que hoy exige el derecho a tratarse sin obstáculos. Porque su lucha, como su música, no se calla.