La Provincia de Buenos Aires puso en marcha su primera normativa específica para el uso de Inteligencia Artificial (IA) en el Estado, un paso que llega en medio de un debate global sobre cómo controlar tecnologías capaces de procesar datos, tomar decisiones automatizadas y modificar dinámicas sociales enteras. La gestión de Axel Kicillof formalizó el nuevo régimen mediante la Resolución 9/2025 de la Subsecretaría de Gobierno Digital, publicada en el Boletín Oficial, y convirtió a la administración bonaerense en la primera del país en establecer un estándar obligatorio para todas sus dependencias.
La medida surge en un momento en el que municipios, provincias e incluso áreas del gobierno nacional exploran el uso de IA para mejorar trámites, seguridad, salud o gestión de datos. Para una ciudad como La Plata —donde la digitalización estatal avanza a ritmo desigual y convive con problemas estructurales— esta decisión provincial ofrece un marco de referencia que, según especialistas, podría acelerar discusiones locales sobre transparencia y protección de datos.
Un reglamento con cuatro niveles de riesgo y prohibiciones explícitas
La normativa bonaerense toma como base regulaciones internacionales, especialmente la AI Act de la Unión Europea, y clasifica los sistemas de Inteligencia Artificial en cuatro niveles de riesgo: inaceptable, alto, limitado y nulo.
- Riesgo inaceptable: queda directamente prohibido. Incluye prácticas como el scoring social, la manipulación subliminal y la explotación de vulnerabilidades personales.
- Alto riesgo: se permite su uso, pero bajo controles estrictos. Entran aquí sistemas aplicados a identificación biométrica, relaciones laborales y administración de justicia.
- Riesgo limitado: comprende, por ejemplo, chatbots genéricos, cuyo uso ya es común en dependencias públicas. En estos casos se incorpora la autodeterminación informativa, una obligación central del nuevo reglamento: cualquier organismo debe advertir claramente, y antes de interactuar, que la respuesta estará mediada por IA.
- Riesgo nulo: tecnologías cuyo impacto es mínimo o claramente acotado.
Además de las categorías, el reglamento exige trazabilidad de los algoritmos, auditorías, criterios de transparencia, mitigación de sesgos y protección reforzada de datos personales, en línea con los estándares internacionales más avanzados.
Registro obligatorio y autoridad de aplicación
El régimen crea el Registro de Inteligencia Artificial de la Provincia de Buenos Aires, donde deberán inscribirse todas las herramientas de IA usadas o desarrolladas por el Estado provincial. El control estará a cargo de la Dirección Provincial de Innovación Digital, encargada de monitorear su cumplimiento, asesorar a organismos y evaluar los impactos de cada sistema.
Con esta estructura, la Provincia busca ordenar el despliegue tecnológico en áreas clave y, al mismo tiempo, fijar límites en un ecosistema donde los algoritmos suelen avanzar más rápido que las regulaciones.
El contrapunto del sector tecnológico: “regular sin entender es peligroso”
Mientras Buenos Aires define su propio marco regulatorio, el debate nacional sigue abierto. En paralelo a la publicación de la resolución provincial, el cofundador de Globant, Guibert Englebienne, dejó fuertes definiciones sobre el rol del Estado en la materia durante una entrevista en el podcast Emprendedores Argentinos (EmpreAR).
“Es peligroso que gente que no sabe regule lo que no conoce”, afirmó, en referencia directa a proyectos legislativos que circularon en el país. Para Englebienne, gran parte de las iniciativas locales carecen de comprensión técnica y mezclan conceptos inconexos.
El empresario sostuvo que el sector tecnológico está intentando tender puentes para mejorar el debate, porque —según dijo— “nuestros legisladores no conocen de tecnología ni entienden su impacto”. En su análisis, una regulación mal diseñada puede dejar al país rezagado en la competencia global: “Si Estados Unidos regulara, ¿China frenaría su uso? Probablemente no”.
En ese punto aparece un eco platense y bonaerense: mientras las plataformas chinas como Temu o Shein tensan el comercio electrónico y obligan a replantear reglas, el país discute cómo encuadrarlas, mientras los usuarios —incluidos los de La Plata— conviven con un mercado cada vez más dominado por algoritmos.
Impactos en la economía y la cultura digital
Englebienne también remarcó que la tecnología ya produjo efectos no deseados —adicción al tiempo de pantalla, polarización informativa, ciberbullying— y que las regulaciones deben partir de ese diagnóstico, pero con conocimiento profundo del ecosistema y sin respuestas improvisadas.
Además, cruzó el debate con la política comercial: para él, las barreras proteccionistas no ayudan en un mundo donde la competencia es global y donde, afirma, “la vacuna contra el riesgo argentino no es exportar, es ser global”. Su postura dialoga con la agenda de empresas locales que buscan expandirse y con la necesidad —en ciudades como La Plata— de generar empleo vinculado a industrias tecnológicas más dinámicas.
IA, nuevas generaciones y un cierre hacia adelante
El cofundador de Globant destacó también el rol de las nuevas generaciones —con ejemplos como Bizarrap, Duki, Nicki Nicole o Franco Colapinto— a quienes considera referentes de esfuerzo genuino y formación autodidacta. Para él, esa combinación de valores, disciplina y comprensión tecnológica anticipa una camada de talentos clave en un país que necesita adaptarse rápido.
Su conclusión se entrelaza con el movimiento bonaerense: comprender la tecnología antes de regularla, diseñar marcos que protejan derechos y, al mismo tiempo, fomentar un ecosistema capaz de competir globalmente.
La resolución provincial abre un camino con impacto directo en la gestión estatal y, potencialmente, en debates municipales y nacionales. En un contexto donde la IA ya define mercados, regula flujos de información y altera modelos productivos, Buenos Aires busca ocupar un lugar activo en la discusión. El desafío será combinar control, conocimiento y capacidad de innovación en un terreno que cambia todos los días.


