La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, volvió a quedar en el centro de la polémica tras presentar una denuncia en la Justicia federal que no solo apunta a censurar la difusión de los audios de Karina Milei, sino que además involucra al presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, en una supuesta maniobra para “derrocar” al Gobierno con apoyo de espías rusos y venezolanos.
El escrito, presentado por el director Nacional de Normativa y Enlace Judicial del Ministerio de Seguridad, Fernando Soto, plantea que las filtraciones forman parte de una “operación criminal” impulsada desde el canal de streaming Carnaval, cuyo propietario sería Pablo Toviggino, dirigente cercano a Tapia y opositor declarado a Javier Milei. Según la acusación, detrás de la difusión estaría también la oposición kirchnerista, con una estrategia destinada a desestabilizar al Ejecutivo y condicionar el escenario electoral, particularmente en la provincia de Buenos Aires.
Contradicciones de Bullrich
El planteo de la ministra no pasó inadvertido, no solo por la gravedad de las acusaciones, sino también por su propia contradicción. En 2014, cuando era opositora, Bullrich defendió públicamente a un medio que difundía escuchas ilegales, calificando como “atropello a la libertad de expresión” los allanamientos judiciales. Hoy, en cambio, considera que esas mismas prácticas configuran un intento golpista.
Soto, quien firmó la denuncia, fue de los primeros en salir en defensa de Karina Milei tras la filtración de los audios de Diego Spagnuolo. Paradójicamente, en 2023 había cuestionado el equilibrio emocional de Javier Milei antes de convertirse en ferviente libertario.
Más nombres en la denuncia
La presentación judicial también menciona al periodista Jorge Rial, acusado de anticipar la existencia de material audiovisual comprometedor, y a la diputada nacional Marcela Pagano, señalada por su vínculo con Franco Bindi, abogado ligado a “agentes inorgánicos de inteligencia” que —según la denuncia— conspirarían contra el oficialismo.
Incluso la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner aparece en el escrito, referida como “presidiaria”. Allí se sostiene que el esquema responde a “una metodología ya conocida de inteligencia ilegal” para incidir en procesos electorales y se apunta al abogado Gregorio Dalbón como pieza clave para judicializar las filtraciones.
Messi, el factor inesperado
En medio de este escenario, Tapia respondió sin confrontar directamente a Bullrich. Lo hizo con una jugada política sutil: publicó en redes sociales una serie de fotos junto a Lionel Messi, quien visitó el predio de la AFA en Ezeiza. El gesto no fue menor. Cada vez que el Gobierno amagó con avanzar sobre la AFA —como ocurrió en 2023 con la idea de intervenirla para favorecer el desembarco de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD)—, la sombra de un tuit del capitán de la Selección Argentina fue suficiente para frenar la embestida.
“¡Qué alegría volver a verte, Leo querido!”, escribió Tapia en X junto a una imagen sonriente con el 10. Una postal que, en los pasillos de la Casa Rosada, fue leída como un recordatorio del peso simbólico y político que conserva el astro rosarino.
Con la denuncia de Bullrich avanzando en la Justicia y el respaldo implícito de Messi al presidente de la AFA, el Gobierno enfrenta un nuevo frente de tensión que mezcla política, fútbol y las internas del poder. Para Milei, el riesgo de chocar con el ídolo más popular del país sigue siendo un límite difícil de cruzar.