En un fallo que repercute el Congreso, la jueza Capuchetti desestimó la causa de Facundo Manes contra Santiago Caputo, el cerebro detrás del ejército digital de Milei. ¿Amenazas o simple política? El archivo reaviva la polémica y deja al legislador radical en jaque.
Este lunes la jueza federal María Eugenia Capuchetti puso fin a una controversia que había captado la atención pública en los últimos meses: archivó la causa impulsada por el diputado nacional Facundo Manes contra Santiago Caputo, un influyente asesor presidencial sin cargo oficial, conocido por liderar un activo grupo de comunicadores digitales que defienden la gestión libertaria de Javier Milei. La decisión judicial, que podrá ser apelada ante la Cámara Federal porteña, llega tras evaluar los hechos ocurridos durante la apertura de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación el pasado 1 de marzo, cuando ambos protagonizaron un cruce que escaló hasta los tribunales.
El conflicto tuvo su origen en un enfrentamiento verbal que se desató en el recinto legislativo, un espacio históricamente consagrado al debate político. Según la denuncia presentada por Manes, diputado por la Unión Cívica Radical (UCR), Caputo lo habría amenazado e intimidado durante y después del discurso inaugural de Milei. El legislador afirmó que el asesor, desde un palco superior, le gritó frases como “¡Ya me vas a escuchar!” y “¡Te voy a hacer mierda!”, y que, posteriormente, en los pasillos del Congreso, lo abordó de manera agresiva. Manes llegó a solicitar medidas de protección para él y su familia, además de pedir ser querellante en la causa, argumentando que se trataba de “amenazas coactivas” con implicancias penales.
Sin embargo, tras un exhaustivo análisis, la jueza Capuchetti determinó que no existen elementos suficientes para configurar un delito. En su resolución, a la que accedieron diversos medios como Clarín y La Nación, la magistrada calificó el episodio como una “disputa política” que no trasciende los límites del ámbito penal. “Las discusiones en el interior del Congreso, aunque puedan ser intensas o contener momentos de confrontación verbal, deben ser comprendidas dentro de los márgenes de lo que se considera un intercambio político legítimo”, sostuvo Capuchetti, subrayando que el derecho penal debe intervenir solo como última instancia, cuando no hay otras vías para resolver el conflicto.
La jueza también destacó el contexto institucional del Congreso, un lugar donde “la confrontación de ideas es no solo aceptada, sino también estimulada por el diseño del sistema democrático”. En este sentido, señaló que las expresiones de tono elevado, aunque puedan ser éticamente cuestionables, no necesariamente constituyen una amenaza punible. Además, apuntó que el intercambio entre Manes y Caputo no fue un acto unilateral del asesor, sino que se originó en interrupciones del propio legislador durante el discurso presidencial, un detalle que el diputado reconoció en su denuncia.
Un fallo que reaviva el debate político
La decisión de Capuchetti no solo cierra un capítulo judicial, sino que también reaviva la polarización entre el oficialismo y la oposición. Desde el entorno de Manes, aún no se ha confirmado si apelarán el fallo, pero fuentes cercanas al legislador radical sugieren que el archivo de la causa podría interpretarse como una señal de impunidad para quienes ejercen influencia desde las sombras del poder. Por su parte, el oficialismo celebró la resolución como una victoria simbólica. En las redes sociales, donde Caputo y su equipo de comunicadores tienen una fuerte presencia, el archivo de la denuncia fue presentado como una desmentida al “circo mediático” armado por la oposición.
El fiscal Ramiro González, quien inicialmente impulsó la investigación solicitando medidas de prueba como el análisis de cámaras de seguridad del Congreso y testimonios, no logró convencer a la jueza de la relevancia penal del caso. Entre las diligencias pedidas, se incluyó un pedido a la Secretaría General de la Presidencia para que informara si Caputo contaba con custodia oficial, un dato que podría haber arrojado luz sobre los acompañantes que, según Manes, lo agredieron físicamente. Sin embargo, Capuchetti consideró que estos elementos no alteraban la naturaleza política del enfrentamiento.
Santiago Caputo: el estratega en el foco
Santiago Caputo, una figura clave en el diseño de la comunicación del gobierno de Milei, vuelve a estar en el centro de la escena con este fallo. Sin un cargo formal en el organigrama estatal, su influencia como asesor presidencial y su rol en la coordinación de lo que algunos denominan el “ejército de trolls libertarios” —un grupo de perfiles digitales que defienden con fervor las políticas del oficialismo— lo han convertido en un personaje tanto temido como cuestionado. Su enfrentamiento con Manes, un neurocirujano y diputado de perfil moderado, expuso las tensiones entre el estilo confrontativo del mileísmo y las formas tradicionales de la política argentina.
El archivo de la causa no solo exonera a Caputo de responsabilidad penal, sino que también refuerza su posición dentro del círculo íntimo de Milei. Sin embargo, deja abierta la puerta a críticas sobre la falta de regulación de figuras como la suya, que operan con poder real pero sin accountability formal.
Para Facundo Manes, este desenlace representa un traspié en su intento de visibilizar lo que describió como un acto de intimidación. El diputado, conocido por su trayectoria académica y su ingreso tardío a la política, había buscado con esta denuncia posicionarse como una voz firme frente al oficialismo. Ahora, deberá decidir si lleva el caso a una segunda instancia o si opta por canalizar su respuesta a través…