Lunes 11 de agosto de 2025
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Casi la mitad de los hogares argentinos compra alimentos con tarjeta de crédito por falta de ingresos

La crisis del poder adquisitivo golpea de lleno al consumo básico: casi el 50% de las familias en el país recurre a las tarjetas de crédito para pagar sus compras en supermercados. El dato, difundido por el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (CentroRA) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, refleja cómo el endeudamiento se volvió una herramienta cotidiana para garantizar la comida en la mesa.

En el último año, el uso del crédito en supermercados pasó del 39% al 46%, mientras que los pagos con débito y efectivo cayeron del 34% al 27% y del 20% al 16%, respectivamente. Según explicó la politóloga y coordinadora del CentroRA, Mara Pegoraro, esta tendencia no responde solo a promociones bancarias, sino a que “los salarios no alcanzan para cubrir el mes y se termina prorrogando el gasto en alimentos, no en salidas al teatro”.

Ventas estancadas y consumo sostenido a crédito

El estudio muestra que, pese a algunos indicios de recuperación económica en el segundo trimestre de 2025, la demanda de bienes esenciales sigue débil. En mayo, las ventas en supermercados mayoristas cayeron un 5% interanual, con un repunte mensual mínimo (menos del 1%). En los minoristas, hubo un aumento interanual del 6,1%, pero una baja mensual del 1,2%.

La comparación histórica es aún más preocupante: desde el inicio de la gestión de Javier Milei, hace 29 meses, las ventas mayoristas se mantienen un 34% por debajo de los niveles iniciales, y las de supermercados, un 28% menos. En otras palabras, el consumo masivo todavía no logra recomponerse y depende en gran medida del endeudamiento para sostenerse.

Percepción social en caída

El Índice de Percepción del Ánimo Social (IPAS) confirma este malestar. Dos tercios de los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) dicen sentirse insatisfechos con la situación económica. La misma proporción cree que el esfuerzo de los últimos 18 meses no valdrá la pena, y la mitad considera que el futuro será peor que el presente.

Este clima pesimista se viene profundizando desde mediados de 2024, cuando Unicef ya había alertado que 1,5 millones de niños en Argentina no acceden a las cuatro comidas diarias y que en esos hogares los adultos —unos 4,5 millones— reducen su alimentación para priorizar a los más chicos.

Un problema que llega al changuito platense

Aunque el relevamiento se realizó a nivel nacional, la tendencia impacta de lleno en ciudades como La Plata, donde la inflación en alimentos y las tarifas presionan sobre el gasto familiar. El uso creciente de crédito para productos básicos muestra que el ajuste no solo golpea a los sectores más vulnerables, sino también a amplias franjas de clase media que antes pagaban con débito o efectivo.

Para Pegoraro, el endeudamiento en alimentos “es una señal de alarma que contradice el discurso oficial sobre la recuperación del poder adquisitivo”. Y mientras el Gobierno exhibe datos parciales sobre actividad o inflación, el changuito en cuotas se convirtió en una postal habitual de la economía real.

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