Luego de un Día del Padre con resultados desparejos y bajo movimiento durante el feriado del lunes, comerciantes de La Plata analizan abrir sus puertas este viernes no laborable para intentar revertir la floja performance comercial. La estrategia apunta a recuperar facturación en un contexto complejo, marcado por una caída del consumo y el impacto de los feriados en la actividad comercial.
En las principales zonas comerciales de la ciudad —como las avenidas 8 y 12— la mayoría de los locales permanecieron cerrados este lunes, sumando una jornada más sin ingresos. El panorama se repite cada vez con más frecuencia y genera preocupación entre empresarios del sector, que enfrentan altos costos fijos y ventas en baja.
“Muchos prefieren no abrir porque el gasto de una jornada feriada rara vez se recupera. En este contexto, priorizan el descanso antes que asumir una carga que no se traduce en ventas”, explicó Valentín Gilitchensky, representante de la Federación de Empresarios de La Plata (FELP).
Este viernes 21 de junio, feriado nacional por el paso a la inmortalidad del General Martín Miguel de Güemes, aparece como una posible oportunidad para mejorar la performance comercial, aunque no todos están convencidos. Desde la Asociación de Amigos de la Calle 12, su presidente Martín Ranea confirmó que habrá más locales abiertos que el lunes, pero con horarios reducidos.
El problema de fondo, advierten los comerciantes, no es solo el calendario de feriados, sino la dificultad creciente para sostener el negocio ante la caída de las ventas, el encarecimiento de los costos laborales y la baja rentabilidad general del sector.
Ventas dispares y consumo retraído
Un relevamiento realizado por la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de La Plata reveló que el comportamiento de los consumidores durante la campaña del Día del Padre fue heterogéneo. Mientras que en algunos rubros se observaron subas interanuales, en otros la actividad fue prácticamente nula.
El sector de electrodomésticos fue uno de los pocos que mostró un repunte: las ventas crecieron un 25% en unidades y un 30% en facturación, con productos como afeitadoras, cafeteras y televisores entre los más vendidos. El ticket promedio alcanzó los $225.000, una cifra que evidencia que quienes compraron en este rubro lo hicieron con decisión.
En contraste, la indumentaria masculina registró una caída del 15 al 20% en cantidad de productos vendidos en comparación con el 2024. El ticket promedio rondó los $80.000 y predominó la compra de artículos básicos, sin gran peso de las promociones bancarias.
Peor fue el panorama en vinotecas, donde se reportó escaso movimiento y se apeló a promociones diarias para incentivar las ventas. En joyerías, la actividad fue prácticamente inexistente, con muy pocas transacciones y escaso impacto en la facturación.
El comportamiento conservador del consumidor —signado por la cautela, la falta de crédito y la retracción general del consumo— terminó de configurar un Día del Padre con resultados dispares, que dejó sabor a poco en la mayoría de los rubros tradicionales.
Con este telón de fondo, el feriado del viernes aparece como una nueva instancia para intentar remontar, aunque en un escenario en el que cada jornada de venta empieza a definirse con lógica de supervivencia.
