Lunes 2 de junio de 2025
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Créditos en dólares superan a los depósitos y revive el fantasma del 2017: alertas en el sistema financiero

En el sistema financiero argentino vuelve a instalarse una señal de alarma: los créditos en dólares están creciendo a un ritmo más acelerado que los depósitos en esa moneda, una situación que recuerda a desequilibrios del pasado reciente, en particular al escenario de 2017. Este fenómeno, que genera inquietud en los mercados, pone el foco sobre el descalce entre lo que los bancos captan y lo que prestan, especialmente en un contexto de agresiva emisión de deuda corporativa y alta exposición al riesgo.

La puja por atraer dólares en las entidades financieras se traduce en tasas inusualmente elevadas. Supervielle lidera con plazos fijos en dólares que ofrecen un 5,5% anual, seguido por Banco Macro (5,1%), Comafi (4,5%), Galicia (3,75%) e ICBC (3,25%). En contraste, otras entidades como BBVA, Banco Ciudad y Banco Provincia adoptan una política más conservadora, con tasas que oscilan entre el 0,3% y el 2,5%. Este abanico evidencia una competencia feroz que no pasa inadvertida para los analistas del sector.

Según datos oficiales, los depósitos privados en dólares alcanzaron los USD 30.376 millones a fines de abril, con un incremento mensual de USD 1.024 millones, lo que marca una reversión tras varios meses de caída sostenida desde octubre de 2024. Sin embargo, el problema no está tanto en la recuperación de depósitos, sino en que los préstamos bancarios en dólares y la emisión de bonos corporativos en moneda extranjera ya superan los USD 25.000 millones.

Solo en lo que va del año, las empresas argentinas emitieron deuda en dólares por más de USD 11.000 millones, con tasas que se ubican entre el 7,5% y el 11%. Este boom de emisiones no está necesariamente acompañado por un ingreso genuino de divisas por la vía comercial, lo que profundiza el desequilibrio entre el activo y el pasivo en dólares del sistema financiero.

Uno de los puntos más críticos es el spread, es decir, la diferencia entre lo que los bancos pagan por los depósitos y lo que cobran por los préstamos. El inconveniente es que muchos de esos intereses en dólares no tienen un respaldo concreto. “Los bancos están creando dinero a través de intereses que no necesariamente pueden cubrir, salvo que haya una expansión comercial que incremente el ingreso de dólares genuinos. Y el frente comercial no genera confianza, con un superávit cada vez más acotado”, explicó una fuente del mercado consultada por La Política Online.

El debate sobre si el escenario actual se parece más al de los años noventa o al de 2017 fue reavivado por el ex presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, quien advirtió en una columna reciente sobre las similitudes con el episodio de los “Botes” durante la gestión de Luis Caputo en el macrismo. La consultora 1816 también retomó esta analogía, remarcando que el emblemático bono TO26 se lanzó con un dólar a $15,20 y todavía no venció, dejando a muchos inversores institucionales atrapados.

Desde esa misma consultora comparan ese episodio con la reciente emisión del “Toto Caputo libertario”, alertando que, aunque existe una oportunidad de negocio para quienes entren y salgan a tiempo, también hay un alto riesgo de repetir errores del pasado. “No hay que olvidar que muchos ganaron, pero otros se quedaron enganchados antes de las corridas”, advierte el informe.

Mientras tanto, el mercado no acompaña con entusiasmo las estrategias del equipo económico. El riesgo país se mantiene elevado, en torno a los 651 puntos básicos, una cifra que refleja más preocupación que confianza.

“Con las tasas que debió convalidar y el ‘put’ que tuvo que ofrecer para colocar deuda, el Gobierno admite que la inflación no va a desacelerarse tan rápido y reconoce implícitamente que habrá una devaluación más agresiva”, afirmó una fuente de un fondo de inversión internacional.

Uno de los momentos más tensos de la semana se vivió fuera del país: el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning, protagonizó una presentación en El Salvador ante un auditorio repleto de académicos y referentes financieros. Su intento por desmarcar la actualidad del escenario de 2017 fue recibido con escepticismo.

“La exposición fue burlesca”, sostuvo un asistente del evento. “Habló de desinflación mientras se convalidaba una tasa del 30% con la nueva emisión, y mencionó equilibrio externo cuando el déficit proyectado en la cuenta corriente es abismal”.

Además, se le reclamó por la falta de definiciones sobre los controles cambiarios que afectan a las empresas y que ponen en duda la promesa oficial de liberar el giro de dividendos en 2025, algo que golpea la credibilidad del plan económico ante potenciales inversores.

Para una ciudad como La Plata, donde las pequeñas y medianas empresas con alguna exposición al comercio exterior monitorean con atención las condiciones del sistema financiero, este contexto de alta volatilidad, emisión riesgosa y señales contradictorias desde el Banco Central no hace más que reforzar la necesidad de cautela. El recuerdo del 2017, aún fresco para muchos, opera como una advertencia silenciosa.

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