En una carta pública titulada “Elección 26 de octubre”, la ex presidenta apuntó directamente al gobernador bonaerense, cuestionó la estrategia electoral y, a pocas horas de que Kicillof convoque esta tarde a los intendentes de su espacio, dejó al descubierto la profundidad de la interna territorial.
Estrategia electoral y reproche central
Cristina Kirchner responsabilizó al oficialismo bonaerense por la derrota del peronismo nacional a través de la conducta electoral en la provincia. Según su diagnóstico, la decisión de adelantar la elección provincial –es decir, el desdoblamiento– constituyó “un error político” por dividir los esfuerzos territoriales en dos comicios separados por apenas 49 días. En su carta al PJ nacional, recordó que ya el 14 de abril había instruido a la Legislatura bonaerense a no acompañar el proyecto de concurrencia electoral.
Para CFK, ese desdoblamiento actuó como “un balotaje anticipado”, al permitir al voto antiperonista reagruparse y consolidarse frente a una estructura que no supo contrarrestarla eficazmente.
Esta lectura no sólo se limita a la derrota: abre un interrogante territorial profundo para el peronismo bonaerense, y particularmente para el municipio de La Plata y alrededores, donde la presión opositora crece.
De la crítica a la unidad: sesión doble de realismo
Aunque la carta está plagada de reproches y análisis, Cristina insistió en la necesidad de mantener la unidad partidaria: “Sigo sosteniendo el valor de la unidad como instrumento político de construcción nacional, popular y democrática”, escribió desde su residencia de San José 1111. Al mismo tiempo, reflexionó que “no me interesa tener razón, me interesa ganar elecciones”, lo que abre un contraste entre liderazgo simbólico y pragmatismo electoral.
El mensaje es claro para los lectores de La Plata: la división interior del peronismo bonaerense no es solo un asunto de Buenos Aires, sino un factor que incide -o podrá incidir- sobre las definiciones en el Conurbano, la Tercera y la Octava Sección, y por ende sobre los espacios de gestión municipal.
El escenario de esta tarde: Kicillof y los intendentes
En paralelo a la carta, Axel Kicillof convoca a una reunión clave esta tarde en la ciudad de La Plata con los intendentes del Movimiento Derecho al Futuro (MDF). El objetivo declarado es analizar el resultado electoral y fijar la hoja de ruta para 2026 y más allá.
Pero el trasfondo es más profundo: varios jefes comunales esperan que Kicillof tome distancia del kirchnerismo tradicional, revise la estrategia territorial y de listas, y recupere iniciativa política. Algunos analistas interpretan esta cita no sólo como un contrapeso al discurso de Cristina, sino como un momento fundacional para el kicillofismo dentro del peronismo provincial.
Tensiones internas y desafíos de gestión
La derrota electoral dejó en evidencia varias fisuras en el oficialismo provincial:
- Sectores del kirchnerismo más duro cuestionaron abiertamente la estrategia de desdoblamiento y el escaso protagonismo de las bases territoriales.
- Desde los intendentes del MDF, se reclama mayor autonomía y protagonismo en las definiciones de listas y campañas.
- El gobernador, por su parte, adopta una actitud de gestión reforzada: según su entorno, “no hay tiempo para autopsias”.
Además, en el marco económico bonaerense, el gobierno enfrenta necesidades urgentes: la aprobación del Presupuesto 2026, una nueva ley fiscal impositiva, y autorización de endeudamiento para atender obligaciones heredadas. La reunión de esta tarde incluirá estos temas.
- Si Kicillof logra alinear a los intendentes y refuerza su liderazgo, La Plata podría integrarse más nítidamente a la estrategia territorial que pretende renovar el peronismo.
- Si, por el contrario, la fractura con el kirchnerismo se agranda, el espacio podría debilitarse electoralmente y resignar espacios en gobiernos locales y distritos vecinos.
- La gestión municipal podrá quedar prendida a variables nacionales y provinciales: nivel de financiamiento, obra pública, subsidios y autonomía fiscal.
La carta de Cristina Kirchner no es solo una maniobra de apuntar al gobernador: es la señal de que la interna bonaerense ha ingresado en fase de tensión abierta. Al mismo tiempo, la reunión de Kicillof con sus intendentes esta tarde marca un intento de manejar la crisis desde el poder territorial. Para el peronismo en la provincia —y para La Plata en particular— se abre una nueva etapa: ¿renovar desde adentro o caer en dinámicas de desgaste interno que beneficien al adversario?
 
															

