Un reciente estudio nacional vuelve a poner en primer plano un tema que atraviesa desde hace años a la política argentina: la figura de Cristina Fernández de Kirchner. Según una encuesta realizada por Zuban Córdoba entre el 10 y el 11 de junio de 2025, la vicepresidenta sigue siendo un punto de polarización clave. El relevamiento —basado en 1.200 casos y con un margen de error de +/- 2,83%— refleja no solo la persistencia de la grieta en torno a su figura, sino también una desconfianza creciente hacia el sistema judicial y el funcionamiento institucional.
El dato más fuerte del sondeo es que el 53% de los encuestados considera que CFK es culpable y que debería ir presa. Sin embargo, un 46,5% también sostiene que la justicia actuó de manera deshonesta, y más de la mitad (56,6%) desconfía de la igualdad ante la ley en el país. Esta aparente contradicción desnuda una matriz compleja: hay una demanda social de justicia, pero sin confianza en los encargados de impartirla.
En La Plata y otras ciudades donde el debate político mantiene alta intensidad, el impacto de este tipo de datos no es menor. Con una justicia desacreditada y una política atrapada entre narrativas enfrentadas, la ciudadanía queda en un limbo donde la desafección crece, y las posiciones se endurecen.
Polarización por edad y por voto
El informe también revela cómo la percepción sobre CFK varía según la edad y la preferencia electoral en el balotaje 2023. Entre quienes votaron a Javier Milei, el 94,9% cree que Cristina es culpable; entre los que eligieron a Sergio Massa, el número desciende al 87,3%. En términos etarios, los mayores de 60 años son los más críticos: el 70,9% la considera culpable. En cambio, entre los menores de 30 años, ese número baja al 43%, mostrando una fractura generacional que refuerza la complejidad del escenario político.
La desconfianza se extiende también a otros temas sensibles. El 76,4% está en desacuerdo con que se designen jueces de la Corte Suprema por decreto presidencial, y un 61,1% respalda la idea de elegir jueces por voto popular. La legitimidad de los poderes del Estado está en debate, y el sistema judicial parece ser uno de los principales blancos de ese cuestionamiento.
Crisis de representación y escepticismo estructural
Uno de los aspectos más llamativos del informe es que el 51,7% de los consultados expresó sospechas sobre el momento en que se produjo la condena a Cristina: apenas un mes antes del cierre de listas en la provincia de Buenos Aires. Es decir, más allá de la culpabilidad o inocencia, hay una percepción instalada de que la justicia opera con cálculo político.
En ese contexto, la política se ve obligada a moverse en un terreno minado. CFK continúa siendo un factor de movilización (a favor y en contra), la justicia está fuertemente cuestionada y el oficialismo, atrapado entre esas tensiones, pierde margen de maniobra. Este escenario de polarización extrema deja cada vez menos espacio para posturas intermedias o grises.
El relevamiento de Zuban Córdoba confirma lo que muchos dirigentes saben, pero pocos reconocen abiertamente: la condena a CFK no cerró ninguna grieta. Por el contrario, profundizó una crisis institucional que atraviesa al sistema político y jurídico del país. Para una ciudad como La Plata, con fuerte presencia de actores políticos, judiciales y académicos, estas tensiones son particularmente visibles.
La encuesta no aporta certezas sobre el futuro inmediato, pero sí un diagnóstico claro: la sociedad está partida, la justicia no logra construir confianza y la política navega sin brújula en un mar de descontento. En ese mapa, la figura de Cristina Kirchner sigue funcionando como una pieza clave —y a la vez explosiva— de un rompecabezas que nadie parece poder resolver.