Jueves 17 de julio de 2025
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Axel Kicillof, Victoria Villarruel y Jorge Macri, unidos en la despedida al papa Francisco en Buenos Aires

Cristina Kirchner y Axel: 5 meses sin hablarse amenazan la unidad del peronismo

A cinco meses sin diálogo, la relación entre la ex presidenta y el gobernador bonaerense se deteriora, poniendo en jaque las chances del peronismo de cara a las elecciones de 2025.

El peronismo bonaerense enfrenta una crisis interna que podría redefinir su futuro. Cristina Fernández de Kirchner, líder indiscutida del kirchnerismo, y Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, no se hablan desde hace cinco meses, según fuentes cercanas a ambos sectores. Esta ruptura, que se profundiza con el paso de los días, ha estancado las negociaciones para consolidar un frente unificado de cara a las elecciones legislativas del 7 de septiembre de 2025. La desconfianza mutua crece, y con ella, las dudas sobre la capacidad del peronismo para enfrentar a Javier Milei en el principal bastión electoral del país

El origen de la grieta interna

La tensión entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof no es nueva, pero ha alcanzado un punto crítico en los últimos meses. El conflicto se remonta a decisiones estratégicas que han generado roces, como el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses, impulsado por Kicillof en abril de 2025, y la suspensión de las PASO, que La Cámpora, liderada por Máximo Kirchner, interpretó como un movimiento unilateral para consolidar el poder del gobernador. «No quiere enfrentar a Milei, prefiere romper con CFK», fue la acusación de un sector del kirchnerismo tras esta decisión.

El desdoblamiento, que fijó las elecciones provinciales para el 7 de septiembre, marcó un punto de inflexión. Mientras Kicillof argumentó que la medida buscaba priorizar los intereses de la provincia, desde el entorno de Cristina se leyó como un intento de debilitar la influencia de la ex presidenta en el armado electoral. En una reunión de abril, Máximo Kirchner advirtió a Kicillof que, de persistir con el desdoblamiento, Cristina podría candidatearse en la tercera sección electoral, un bastión peronista clave. La respuesta de Kicillof, según fuentes, fue tajante: su decisión ya estaba tomada.

Una tregua efímera

A pesar de los roces, hubo momentos de aparente reconciliación. En mayo, la Legislatura bonaerense aprobó el calendario electoral propuesto por Kicillof, con el apoyo implícito de Cristina, quien cedió en la pulseada por los plazos electorales. Este acuerdo, sin embargo, fue descrito como una «tregua frágil» por analistas políticos. La sanción del nuevo cronograma, con el cierre de listas el 19 de julio, no resolvió las tensiones de fondo. En el entorno de Kicillof se quejaron por la falta de instancias formales para negociar con el cristinismo, mientras que en La Cámpora se molestaron por declaraciones del ministro Carlos Bianco, quien afirmó que «hoy no están las condiciones para la unidad del peronismo».

Otro episodio que avivó la desconfianza fue el proyecto de Ficha Limpia, que buscaba impedir que candidatos con condenas en segunda instancia, como Cristina Kirchner, pudieran postularse. Kicillof salió públicamente en defensa de la ex presidenta, denunciando una «proscripción» y un intento de estigmatizar al peronismo. Sin embargo, esta muestra de lealtad no logró recomponer el diálogo. «Hace un año que no la llama», señaló un dirigente cercano a Cristina, mientras que desde La Plata retrucaron: «Ella lo mandó a hablar con Máximo. Si cambió de opinión, que llame».

El peso de la tercera sección electoral

La tercera sección electoral, con 19 municipios y un electorado de cinco millones de personas, es el epicentro de la disputa. En 2023, Unión por la Patria obtuvo el 51% de los votos en esta región, pero una reciente encuesta reveló que Kicillof supera a Cristina en imagen positiva, aunque ambos tienen saldo negativo. Con un 46,9% de imagen positiva para Cristina y un 42,1% de aprobación para Kicillof, la competencia interna se intensifica. La posibilidad de que Cristina encabece la lista en esta sección genera temores en el kicillofismo, que ve en ello un intento de la ex presidenta por retomar el control del peronismo bonaerense

La lucha por el liderazgo

La puja entre Cristina y Kicillof trasciende lo personal y se centra en el liderazgo del peronismo de cara a 2027. Kicillof, que ha manifestado la necesidad de «componer una canción nueva» para el peronismo, busca consolidarse como una figura de renovación, alejándose de los «discursos nostálgicos» del kirchnerismo. Su acercamiento a gobernadores como Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Martín Llaryora (Córdoba), así como a sectores progresistas de la UCR, señala un intento de construir una «segunda transversalidad» que lo posicione como candidato presidencial.

Por su parte, Cristina no parece dispuesta a ceder terreno. Su reaparición pública el 25 de mayo en un acto en Retiro, coincidiendo con el aniversario de la asunción de Néstor Kirchner, fue interpretada como un mensaje de fortaleza en medio de la interna. Además, su visita a Corrientes en junio para respaldar al candidato peronista Martín Ascúa refuerza su rol activo en el armado electoral.[

Voces de unidad, pero sin avances

A pesar de las tensiones, ambos líderes han expresado, al menos retóricamente, la importancia de la unidad. Aníbal Fernández, ex ministro y actual interventor del PJ en Jujuy, afirmó que las diferencias no impedirán un acuerdo. «Kicillof tiene chapa, Cristina tiene los votos. La discusión se va a dar», señaló. Sin embargo, las negociaciones siguen estancadas, y en La Cámpora algunos advierten que el armado de Kicillof podría «romper definitivamente el peronismo bonaerense».

En el entorno de Kicillof, mientras tanto, se insiste en que el gobernador debe ser respetado como «jefe político» de la provincia. Carlos Bianco, su ministro de confianza, subrayó que «nunca dijimos que queremos jubilar a Cristina», pero reclamó un diálogo basado en el reconocimiento del liderazgo de Kicillof.

Hacia un futuro incierto

Con las elecciones legislativas a menos de cuatro meses, el peronismo enfrenta un dilema: la unidad o la fractura. La falta de diálogo directo entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, sumada a la desconfianza entre sus respectivos espacios, pone en riesgo la cohesión de un movimiento que históricamente ha dependido de su capacidad para cerrar filas. Mientras Kicillof prepara el lanzamiento de su espacio político, el Movimiento Derecho al Futuro, el 24 de mayo en La Plata, Cristina continúa moviendo sus piezas en el tablero nacional.

La pregunta que resuena en el peronismo es si la unidad será posible o si, por el contrario, la ruptura entre dos de sus figuras más relevantes marcará el inicio de un nuevo capítulo en su historia. Por ahora, el silencio entre ambos líderes habla más alto que cualquier discurso.

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