Con grúas de 21 metros y más de una decena de operarios, comenzó la demolición controlada del edificio incendiado en diagonal 77. El intendente Alak supervisó los trabajos, que podrían extenderse por tres semanas. La intervención busca restituir la seguridad y permitir el regreso de los damnificados. Hay cortes de tránsito y fuerte presencia de fuerzas de seguridad.
Con el sol apenas asomando sobre la ciudad, las grúas comenzaron a moverse en la esquina de diagonal 77 y calle 48. Allí, donde hace apenas doce días un voraz incendio arrasó con un depósito clandestino de electrodomésticos, el Municipio de La Plata dio inicio a la demolición controlada del edificio siniestrado. El operativo, autorizado por la Justicia y supervisado por el intendente Julio Alak, busca restituir la seguridad en una zona neurálgica del centro y permitir el regreso de los 190 vecinos evacuados.
Una intervención quirúrgica en plena ciudad
La demolición se realiza mediante una técnica mecánica progresiva: se retira peso desde la parte superior hacia abajo, aliviando la estructura comprometida. Dos grúas de 21 metros —una con mordaza externa y otra con pala interna— trabajan en conjunto con más de una decena de operarios especializados. El proceso está bajo la supervisión del Colegio de Ingenieros y del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Tecnológica Nacional, con especial foco en la seguridad estructural.
La empresa Grupo Mitre, con base en Munro y experiencia en intervenciones urbanas de alto riesgo, fue contratada para ejecutar la tarea. Durante el fin de semana se realizaron trabajos preliminares: limpieza, vallado, instalación de maquinaria pesada y evaluación técnica del terreno.
Seguridad, tensión y esperanza
La demolición podría extenderse por aproximadamente 21 días. Mientras tanto, la zona permanece vallada y con cortes de tránsito en las intersecciones de calle 2 y diagonal 77, calle 2 y 48, y calle 3 y 47. Participan activamente agentes de la Policía Bonaerense, Infantería, Bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja y diversas áreas municipales como Obras Públicas, Seguridad, Salud y Emergencias Territoriales.
El edificio incendiado, perteneciente a la firma Aloise, había sido clausurado semanas antes del siniestro por falta de habilitación. Aunque no hubo víctimas fatales, el impacto fue severo: explosiones, gases tóxicos y daños estructurales obligaron a evacuar a decenas de familias. De los 190 damnificados, 20 fueron alojados en hoteles y actualmente 7 personas permanecen allí, mientras que el resto se reubicó por sus propios medios.
Voces del barrio
La incertidumbre persiste entre comerciantes y vecinos. “No sabemos cuánto va a durar ni si el lunes podremos abrir los negocios con normalidad”, comentó un frentista a medios locales. La expectativa es alta: recuperar la normalidad en una zona que estuvo al borde del desastre.
La demolición no solo representa una medida técnica, sino también un gesto político y social. El intendente Alak, presente en el lugar, reafirmó el compromiso de la Comuna con la seguridad urbana y la restitución de derechos habitacionales.







