Un relevamiento de la consultora Zuban Córdoba refleja la dificultad del gobierno para incentivar el blanqueo de divisas. El 90% de quienes poseen dólares no está dispuesto a declararlos y más de la mitad no planea utilizarlos.
En medio de las presiones del Ejecutivo para que los ahorristas “saquen los dólares del colchón”, una encuesta nacional volvió a poner en evidencia el alto nivel de desconfianza de la ciudadanía hacia las políticas económicas oficiales. Según el estudio realizado por Zuban Córdoba, solo el 19,9% de los argentinos asegura tener ahorros en dólares, y dentro de ese grupo, el 45% manifiesta que no tiene intenciones de gastarlos.
La estrategia que promueve el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para movilizar los ahorros en moneda extranjera y fomentar su blanqueo bajo el nuevo régimen anunciado, no logra hacer pie. Apenas un 12,2% de quienes reconocen tener dólares estaría dispuesto a sumarse al esquema propuesto por el gobierno.
Uno de los datos más significativos del relevamiento es que más del 55% de los tenedores de dólares rechazan categóricamente la idea de usar sus divisas a pedido del Ejecutivo. La frase que resume este malestar –incluso entre simpatizantes del oficialismo– es contundente: “Mis dólares, mi decisión”.
El fenómeno del “dólar colchón”, arraigado en los sectores medios-altos y altos, se mantiene como una práctica habitual frente a la falta de confianza en las instituciones y la inestabilidad macroeconómica. La encuesta no sólo muestra la escasa proporción de personas con capacidad de ahorro, sino también el fracaso, hasta ahora, de los mecanismos oficiales para captarlos.
Este escenario tiene implicancias directas en el diseño de la política económica y pone en cuestión una de las apuestas del gobierno libertario para reforzar el flujo de divisas en el mercado formal. A pesar de los gestos y promesas, la desconfianza parece más profunda que el voluntarismo político.
En La Plata y otras ciudades del interior bonaerense, donde las clases medias también recurren históricamente al dólar como refugio, esta tendencia no es ajena. Los datos confirman que el escepticismo frente a las medidas económicas no distingue geografía ni afinidad ideológica.
