El exdirector de la ANDIS asegura que el Gobierno le ofreció abogados, teme por su vida y considera colaborar con la Justicia. Borró los mensajes con el Presidente y denuncia destrato desde la Casa Rosada.
Diego Spagnuolo, ex titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), atraviesa días de aislamiento, paranoia y definiciones judiciales. Según reveló el periodista Hugo Alconada Mon en La Nación, el exfuncionario evalúa presentarse como “imputado colaborador” en la causa por presuntas coimas en la compra de medicamentos, tras la filtración de audios que lo involucran.
En su entorno aseguran que “teme por su vida” y que está “cagado hasta las patas”. Spagnuolo afirma haber recibido una oferta del Gobierno para que lo representen dos estudios jurídicos vinculados a Santiago Viola y Jorge Anzorreguy, ambos ligados a la familia Menem. Rechazó la propuesta y sospecha que fue víctima de una “cama” con fines políticos.
Mensajes borrados y ruptura con los Milei
Antes de entregar sus teléfonos a la Justicia, Spagnuolo eliminó todos los mensajes que había intercambiado con Javier y Karina Milei. “Todos tenemos nuestras vidas en los teléfonos”, justificaron sus allegados. La decisión generó suspicacias en Comodoro Py, donde el juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi investigan el caso.
La relación con el Presidente se quebró tras una conversación con la ministra Sandra Pettovello. Según el relato, Karina Milei le comunicó que no volvería a hablar directamente con Javier. Desde entonces, Spagnuolo se siente “usado” y “desplazado”.
Sospechas, grabaciones y nombres propios
La Casa Rosada intenta determinar quién grabó los audios que desataron el escándalo. Entre los señalados figuran empresarios de droguerías, sectores kirchneristas, y el consultor Fernando Cerimedo, dueño de La Derecha Diario, a quien Spagnuolo habría acusado en privado.
También se apunta contra Daniel Garbellini, otro exfuncionario de la ANDIS, como responsable de las licitaciones bajo sospecha. Spagnuolo insiste en que solo firmó tres contratos “prolijos” y que buscaba “limpiar el área” antes de volver al sector privado.
¿Arrepentido o alineado? La encrucijada judicial
Spagnuolo enfrenta dos caminos: colaborar con la Justicia como arrepentido o cerrar filas con el oficialismo. Mientras tanto, se mantiene en silencio, rodeado por un puñado de amigos, con su familia lejos y su reputación en juego.
La frase que repite en privado resuena como advertencia: “Si yo hablo, armo un quilombo padre.”
