Mientras la inflación no cede y el panorama económico nacional agrega incertidumbre, docentes y trabajadores estatales de la provincia de Buenos Aires presionan al gobierno de Axel Kicillof para que presente una propuesta salarial concreta. La expectativa es que la convocatoria oficial llegue la próxima semana, con el objetivo de que cualquier ajuste pueda aplicarse a los haberes de mayo.
El encuentro paritario del lunes pasado entre representantes del Frente de Unidad Docente Bonaerense (FUDB) —que incluye a Suteba, FEB, Sadop, UDA y AMET— y gremios estatales como ATE y UPCN, finalizó sin avances tangibles. Aunque se debatieron los efectos de las políticas económicas del gobierno nacional sobre las finanzas provinciales, la reunión cerró sin una propuesta sobre la mesa.
La falta de números encendió las alarmas en los sindicatos. Desde ATE pidieron una nueva convocatoria “urgente”, entendiendo que los plazos administrativos para liquidar los salarios de la administración pública son acotados. Si la oferta no llega esta semana, será difícil que un eventual incremento pueda impactar en los sueldos de mayo.
El antecedente de febrero y la presión por inflación
El malestar sindical también se apoya en el antecedente inmediato: los estatales cobraron en abril la última parte del acuerdo alcanzado en febrero, que había establecido una suba del 7% al salario básico —percibida en marzo— y un 2% adicional al mes siguiente. En ese momento, la negociación se cerró con un margen estrecho frente a la inflación, pero el nuevo escenario económico cambió las condiciones.
Con una inflación del 3,7% en marzo y la reciente suba del dólar oficial tras el desarme del cepo cambiario, los gremios plantean que cualquier nueva oferta deberá considerar una actualización más robusta. La aceleración de los precios ya impacta en los bolsillos de los trabajadores, y el retraso en las definiciones salariales suma tensión.
Una negociación en pausa y sin fecha definida
Por ahora, el Ejecutivo provincial se comprometió a retomar el diálogo en los próximos días, pero no hay una fecha confirmada para el próximo encuentro. Con el calendario en contra, los sindicatos siguen de cerca los tiempos de la administración bonaerense y advierten que una demora mayor podría profundizar el conflicto.
En un contexto de ajuste nacional y con restricciones presupuestarias que ya afectan a las provincias, la negociación salarial en Buenos Aires se convierte en una prueba clave para Kicillof, que busca contener la presión de los gremios sin desatender el equilibrio fiscal. En paralelo, la pulseada se vuelve un indicador del clima social en la Provincia, donde miles de trabajadores reclaman certezas ante una economía que no da tregua.