Jueves 26 de junio de 2025
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Dólar contenido, reservas en caída y provincias desfinanciadas: el plan económico de Caputo entra en zona crítica

Con un déficit comercial récord, un mercado financiero cada vez más reticente y crecientes tensiones con el FMI, el esquema económico que encabezan Luis Caputo y Javier Milei empieza a mostrar señales de agotamiento. La estrategia de contener el dólar a toda costa, aun a contramano de las recomendaciones del Fondo, no solo está vaciando las reservas sino también tensionando la relación con las provincias, que ven cómo el Gobierno nacional utiliza sus fondos para financiarse sin compensación alguna.

Desde hace semanas, el ministro de Economía supervisa personalmente las mesas de operaciones del Banco Central para frenar cualquier movimiento brusco en el mercado cambiario. Las intervenciones se intensificaron en los mercados spot y de futuros, a tal punto que solo en mayo se utilizaron más de USD 2.000 millones para contener el dólar futuro, cuatro veces más que en abril. El objetivo político está claro: mantener la estabilidad cambiaria hasta las elecciones. Pero ese anclaje artificial ya muestra costos difíciles de disimular.

En paralelo, las reservas internacionales siguen en descenso. Según la metodología del propio FMI, el rojo supera los USD 7.000 millones, lejos de la meta pactada de USD 1.800 millones para diciembre. Esto ocurre mientras el endeudamiento externo neto sumó USD 5.137 millones solo en el primer trimestre, lo que llevó la deuda externa total a USD 278.073 millones. Como agravante, la Argentina deberá afrontar vencimientos por USD 32.400 millones en lo que queda del mandato de Milei.

El desequilibrio en la balanza comercial no ayuda. En los primeros tres meses del año, el déficit superó los USD 5.190 millones, impulsado en gran parte por el gasto en turismo y bienes importados. La balanza de viajes arrojó un rojo de USD 3.500 millones, reflejo de una clase media-alta que aprovecha el dólar barato para viajar al exterior, financiado indirectamente con los dólares del FMI. Mientras tanto, las exportaciones apenas sumaron USD 4.681 millones.

Esa sangría constante genera cada vez más inquietud en Washington. La misión técnica del Fondo que se encuentra en Buenos Aires advirtió que el Gobierno no solo incumplió la meta de acumulación de reservas, sino que sigue resistiendo avanzar hacia un tipo de cambio unificado. Desde el organismo señalan que si Caputo dejara de intervenir, el dólar se dispararía hasta los $1.700. Aun así, la Casa Rosada apuesta por sostener el tipo de cambio para evitar un nuevo salto inflacionario, aun a costa de perder respaldo internacional.

Frente al cierre de los mercados internacionales —acentuado tras la decisión de Morgan Stanley de bajar la calificación de deuda argentina— el Gobierno comenzó a recurrir a nuevas vías de financiamiento interno. Esta semana se conoció un decreto que obliga a organismos públicos y entes autárquicos a invertir sus excedentes en bonos del Tesoro. Entre ellos se encuentra la Agencia de Recaudación de la Seguridad Social (ARCA), que administra fondos coparticipables de las provincias.

Según el ex titular de Aduana, Guillermo Michel, más de la mitad de los $700.000 millones disponibles en ARCA corresponden a las provincias, que no recibirán ninguna retribución por esa inversión. Desde algunas intendencias ya denuncian el impacto directo: caída de la coparticipación, crisis fiscal local y un virtual financiamiento compulsivo del déficit nacional. “Con esa plata, ARCA le compra deuda al Tesoro para que pague más deuda. Pero ese rulo es cada vez más caro”, advirtió un jefe comunal de la Patagonia.

La señal más preocupante del desgaste de esta estrategia la dio el propio mercado. En la última licitación de deuda en pesos, la Secretaría de Finanzas no logró renovar más del 60% de los vencimientos. De un total de $10 billones, el Tesoro solo logró colocar algo más de $6 billones, pese a convalidar tasas efectivas mensuales superiores al 2,8%. El 40% restante prefirió cobrar sus pesos y salir del riesgo soberano. En criollo: el mercado local también empieza a soltarle la mano al plan Caputo.

En resumen, el Gobierno apuesta a mantener el dólar quieto como ancla política y económica, pero lo hace a costa de vaciar las reservas, tensionar las relaciones con el FMI, forzar a los organismos públicos a financiarlo y recortar los ingresos de provincias y municipios. La bicicleta financiera muestra signos de fatiga y el margen de maniobra se reduce. En este contexto, los efectos de esta política comienzan a sentirse también en La Plata y la provincia de Buenos Aires, donde los fondos coparticipables se achican y la presión fiscal se multiplica.

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