La inflación persistente, la pérdida del poder adquisitivo y el aumento del endeudamiento configuran un escenario económico cada vez más ajustado para los hogares argentinos. Así lo refleja el último informe QMonitor, elaborado por la consultora QSocial, que muestra cómo las familias recurren cada vez más al crédito para cubrir gastos básicos.

Según el relevamiento, seis de cada diez personas utilizan la tarjeta de crédito para afrontar consumos corrientes, y un 38% sólo puede pagar el monto mínimo del resumen mensual. La tendencia confirma que el endeudamiento se transformó en un mecanismo de supervivencia económica para buena parte de la población.

El informe advierte además que el 57% de los encuestados incrementó su nivel de deuda en el último año, principalmente para sostener gastos esenciales como alimentos y servicios. En paralelo, el 69% de los hogares afirma que sus ingresos no alcanzan para cubrir necesidades básicas, mientras que siete de cada diez personas reconocen dificultades para pagar sus cuentas mensuales.
Ante este panorama, los recortes de gastos se concentran en áreas sensibles: alimentos (32%), entretenimiento (22%) e indumentaria (14%).
Una economía en tensión
La percepción sobre la situación económica también refleja el malestar social: el 59% de los consultados la califica como negativa, y más de la mitad considera que la situación empeoró en los últimos dos años.

Entre las principales causas de preocupación, los aumentos en alimentos (57%) y servicios públicos (26%) encabezan el listado de precios que más impacto generan en los hogares.
A eso se suma la incertidumbre cambiaria, que sigue condicionando las decisiones de consumo. De hecho, dos de cada tres argentinos (66%) manifestaron preocupación por la cotización del dólar y su efecto sobre la economía personal, lo que impulsa comportamientos más cautelosos y la postergación de gastos no esenciales.

Un reflejo de lo que también se siente en La Plata
El deterioro del poder adquisitivo y el recurso constante al crédito no son ajenos a la realidad local. En La Plata, donde los precios de alimentos y servicios públicos también muestran subas constantes, el uso de tarjetas para gastos diarios se volvió habitual, sobre todo en sectores medios y trabajadores informales que vieron deteriorarse sus ingresos en los últimos meses.
Desde QSocial, los analistas resumen el panorama: “La economía argentina sigue tensionada por la inflación y la volatilidad del dólar. En ese contexto, la tarjeta de crédito se convirtió en el salvavidas financiero de corto plazo para una mayoría que ya no puede sostener el consumo con sus ingresos”.