Domingo 3 de agosto de 2025
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El peronismo frente al desafío de la unidad o el caos: en 4 días se define el escenario

En cuatro días, el PJ definirá en cada rincón del país la alianza con la que competirá en las elecciones nacionales del 26 de octubre. Mientras Fuerza Patria gana terreno como marca unificadora, tensiones internas y debates sobre liderazgos persisten, con Juan Grabois y Cristina Kirchner como protagonistas de una pulseada clave.

El peronismo argentino se encuentra en una encrucijada crucial a pocos días del cierre de inscripción de alianzas electorales, el próximo jueves 7 de agosto, de cara a las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre. En un contexto de fragmentación política y tensiones internas, el Partido Justicialista (PJ) busca consolidar una estrategia que le permita enfrentar al oficialismo de La Libertad Avanza, liderado por Javier Milei, bajo una marca común: Fuerza Patria. Sin embargo, la pregunta que resuena en los pasillos del peronismo es si esta denominación logrará imponerse en los 24 distritos del país o si coexistirán sellos y frentes neoperonistas, reflejando las divisiones internas que aún persisten.

En la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país y que concentra el 37% del padrón electoral, Fuerza Patria ya se consolidó como el sello de la principal coalición opositora. Desde el 9 de julio, cuando se presentó la alianza para las elecciones bonaerenses, el nombre resonó como un intento de unificar al peronismo bajo una identidad clara y confrontar el modelo libertario de Milei. Sin embargo, la unidad dista de ser un proceso pacífico: el cierre de listas en la provincia dejó heridas abiertas, con negociaciones marcadas por cortes de luz, discusiones acaloradas y amenazas de ruptura.

El epicentro de la controversia reciente fue Juan Grabois, líder de Patria Grande y Argentina Humana, quien desató una tormenta al cuestionar el rol de Sergio Massa, ex candidato presidencial y figura clave del Frente Renovador, en la conducción del espacio. Durante una entrevista en C5N, Grabois acusó a Massa de “hegemonizar” el peronismo desde una postura que calificó como de “derecha” y afirmó que el exministro “le hizo daño a Bergoglio”, en referencia al Papa Francisco. Estas declaraciones no solo sacudieron al PJ, sino que reavivaron las desconfianzas internas tras un cierre de candidaturas provincial que ya había sido traumático.

La respuesta no tardó en llegar. Sebastián Galmarini, director del Banco Provincia y cuñado de Massa, salió al cruce en redes sociales: “¿Pensás ir por afuera para dividir el voto y que gane Milei? Quizás ese sea tu objetivo”, le reprochó. La tensión escaló hasta que Grabois, tras un encuentro con Máximo Kirchner en Lomas de Zamora el viernes pasado, bajó el tono. En un acto en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, el dirigente social reveló una conversación privada con Cristina Kirchner, quien le pidió “bajar dos cambios” y reconocer que “otros también lucharon”. Grabois se disculpó públicamente “por si alguien se había ofendido”, intentando descomprimir la interna.

Cristina Kirchner, desde su domicilio en San José 1111, donde cumple prisión domiciliaria por la Causa Vialidad, emerge como una figura central en este delicado equilibrio. Su intervención, junto a la de Massa, fue clave para alinear a provincias como Catamarca, Tucumán y La Pampa bajo el sello Fuerza Patria, según informaron fuentes del PJ. Sin embargo, no todos los distritos están convencidos. En Córdoba, el gobernador Martín Llaryora y su antecesor Juan Schiaretti impulsan un armado “de centro” al margen del PJ nacional, mientras que en La Rioja, Ricardo Quintela evalúa denominaciones alternativas como “Frente Federal” o “Federales de corazón”. Estas disidencias evidencian los desafíos para lograr una cohesión total.

El debate no solo gira en torno al nombre de la alianza, sino también sobre quiénes encabezarán las listas. En Buenos Aires, nombres como Gabriel Katopodis y Verónica Magario ya fueron confirmados para liderar las boletas en las secciones electorales más pobladas, mientras que en el Senado nacional, Cristina Kirchner apuesta por figuras como Mariano Recalde, Gerardo Zamora y Jorge Capitanich para mantener su influencia en la Cámara alta, donde el peronismo pone en juego 15 de sus 34 bancas.

A pesar de las tensiones, la unidad electoral no parece estar en riesgo, al menos en lo simbólico. La estrategia de Fuerza Patria busca replicar el modelo de La Libertad Avanza, que apuesta por unificar su marca en todo el país con el color violeta y el logo del águila. En el peronismo, la consigna es clara: competir con un solo nombre para posicionarse como el antagonista principal del “mileísmo”. Sin embargo, con solo cuatro días para definir las alianzas, las negociaciones de última hora y los liderazgos locales podrían alterar el panorama.

El jueves 7 de agosto será un termómetro del presente del peronismo. La elección de Fuerza Patria como sello unificado o la proliferación de frentes neoperonistas marcará el tono de una campaña que se anticipa intensa y definirá el peso del PJ en un Congreso donde se renovarán 127 diputados y 24 senadores. Mientras tanto, las palabras de Cristina Kirchner resuenan en el trasfondo: “Cabeza, corazón y coraje”. El peronismo deberá demostrar si puede conjugarlos para evitar que las internas lo debiliten frente a un oficialismo que, por ahora, lleva la delantera en las encuestas.

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