Viernes 21 de noviembre de 2025
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El salvataje que no fue: se cayó el préstamo de USD 20 mil millones y el Gobierno ahora busca apenas USD 5.000 millones para llegar a enero

El castillo financiero que el Gobierno nacional exhibió durante la campaña terminó desmoronándose. El Wall Street Journal confirmó que el préstamo por USD 20.000 millones que el JP Morgan prometía estructurar quedó definitivamente descartado. En su lugar, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, intenta ahora cerrar una versión reducida del plan: un repo de USD 5.000 millones con el JPMorgan, el Citigroup y el Bank of America.

La urgencia es evidente. En enero vencen pagos por cerca de USD 4.000 millones y el propio Caputo admitió que el Banco Central no dispone de los dólares necesarios para afrontarlos. En criollo: el crédito ya no es una opción estratégica, sino una necesidad para evitar un nuevo sobresalto financiero en pleno verano argentino.

El derrumbe del plan original

La supuesta operación de USD 20.000 millones había sido anunciada por Scott Bessent, secretario del Tesoro de la administración Trump, como parte de un paquete de respaldo político y económico al gobierno de Javier Milei antes de las elecciones. Ese “combo” incluía un swap por otros USD 20.000 millones entre el Tesoro de EE.UU. y el Banco Central argentino. Nada de eso se concretó.

Según el WSJ, el CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, fue enfriando el entusiasmo inicial. A medida que avanzaban las discusiones, comenzó a exigir garantías más robustas, señalando los riesgos de prestar montos extraordinarios a un país con un largo historial de incumplimientos. Washington tampoco facilitó el terreno: la administración Trump rechazó que los DEGs del FMI sirvieran como respaldo del crédito, algo que Caputo había intentado impulsar.

EE.UU. intervino, pero con otro objetivo

Lejos del salvataje épico, la ayuda norteamericana antes de las elecciones tomó otra forma. Funcionarios del Tesoro habrían intervenido en el mercado spot local, vendiendo más de USD 2.000 millones para contener la tensión cambiaria. Tras los comicios, recompraron pesos, presumiblemente colocados en una letra del Tesoro argentino, aprovechando la diferencia del carry trade. Qué quedó vivo de aquel acuerdo, y qué parte puede usarse, sigue rodeado de opacidad.

El “nuevo” plan: un repo chico y rápido

El repo por USD 5.000 millones que ahora negocia Caputo tiene un objetivo claro: pagar los vencimientos de enero y comprar tiempo en medio del escepticismo de los mercados. El ministro promete devolver esos fondos rápidamente, bajo la premisa de que el riesgo país bajaría pronto y, con ello, la posibilidad de volver a emitir deuda a tasas menos asfixiantes.

Pero los bancos tienen sus reparos. El WSJ advirtió que quedarían expuestos si las condiciones empeoran y la Argentina no logra colocar nueva deuda o conseguir otras fuentes de financiamiento. A esta altura, el mercado ya no compra humo: operadores que dialogan con el equipo económico recuerdan que “el repo puede llegar, pero lo que se espera es que empiecen a juntar reservas”.

Electoralismo o portazo de Washington: las dos lecturas posibles

La caída del préstamo abrió una discusión que en Argentina circula en voz baja pero que el medio estadounidense planteó de lleno:

1. El salvataje de USD 20.000 millones fue “humo electoral”.

La hipótesis sostiene que el anuncio del megarescate funcionó para evitar un deterioro político y económico antes de octubre. El mensaje era simple: “Estados Unidos respalda a Milei”. Con el tiempo vencido, el relato se desmoronó.

2. Estados Unidos cambió de estrategia tras las elecciones.

Otra lectura es que Washington decidió pisar el freno una vez pasado el escenario electoral argentino. Dimon, desde el sector privado, reforzó esa posición al exigir mayores garantías y cortar el impulso inicial.

Sea cual sea la interpretación, la consecuencia es la misma: de los USD 20.000 millones prometidos no queda nada, y lo que se negocia hoy es apenas un parche para no entrar en default a comienzos de 2026.

Un impacto que también se mira desde La Plata

Para la economía cotidiana de los bonaerenses —y particularmente para los platenses, acostumbrados a convivir con la volatilidad cambiaria— la caída del crédito implica que no habrá refuerzo significativo de reservas ni un “blindaje” capaz de moderar tensiones. Sin dólares frescos, el dólar financiero y el riesgo país seguirán tomando el pulso del humor global y local, con impacto directo en precios, tarifas y actividad.

Lo que planteó el Wall Street Journal termina de exponer algo que hasta ahora el Gobierno evitó reconocer: el salvataje de USD 20.000 millones nunca existió en los términos que se vendieron públicamente. Y la incertidumbre sobre el lugar que ocupará Argentina en la agenda económica de Estados Unidos vuelve a dejar al país —otra vez— en el frágil equilibrio entre promesas externas y realidades internas.

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