Lunes 5 de mayo de 2025
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El trasfondo político del ataque en Gonnet: Barras bravas, sindicatos y poder

El enfrentamiento en el Hospital San Roque expuso las conexiones entre barrabravas, la UOCRA y hasta un sector del peronismo en una ciudad marcada por la violencia y la lucha por el control del gremio.

El Hospital San Roque de Gonnet se convirtió este martes en el epicentro de un enfrentamiento que trasciende el fútbol y saca a la luz un entramado político y sindical que lleva años gestándose. Lo que comenzó como una pelea entre barrabravas de Gimnasia y Esgrima La Plata y Estudiantes en el centro de la ciudad escaló hasta una batalla campal con disparos, facas y heridos en un espacio público destinado a la salud.

Detrás de los gritos y las balas, emergen las huellas de una guerra por el poder que involucra a la UOCRA, facciones del peronismo y las mafias enquistadas en las hinchadas.

El incidente, que dejó al menos seis heridos según fuentes policiales, tuvo su génesis en la Plaza San Martín, a pocas cuadras de la Gobernación bonaerense. Allí, durante un acto de reinauguración encabezado por el gobernador Axel Kicillof y el intendente Julio Alak, se cruzaron dos bandos con raíces profundas en la política local.

Según las fuentes, un grupo ligado a la barra de Gimnasia, liderado por Cristian “El Volador” Camilleri, habría intentado emboscar a Iván Tobar, un referente de la UOCRA La Plata con vínculos históricos con la hinchada de Estudiantes. El resultado inicial: Francisco Sanconi, un hincha del “Lobo” de 45 años, apuñalado en una pierna en 14 y 36. Lo que siguió fue una persecución que culminó en el hospital, donde la violencia estalló sin freno.

Una mezcla de fútbol, gremios y política

No es la primera vez que las barras bravas de La Plata cruzan sus intereses con los de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA). Según se supo el enfrentamiento estaría conectado a una disputa por el control del gremio, una organización con fuerte influencia en la región y un historial de internas violentas.

Tobar, exlíder de la facción “Los Leales” de Estudiantes, consolidó su poder en la UOCRA platense, un bastión que mueve millones y que, históricamente, fue disputado por grupos con nexos en el peronismo local. Enfrente, Camilleri y su entorno representan otra facción que busca desplazar a Tobar, utilizando el músculo de la barra de Gimnasia como fuerza de choque.

En La Plata, esta dinámica se intensifica por la rivalidad entre Gimnasia y Estudiantes, pero también por la cercanía con el poder provincial y municipal.

El hospital como campo de batalla

El traslado de Sanconi al Hospital San Roque marcó el punto de inflexión. Mientras era atendido, un grupo de unas 30 personas, presuntamente hinchas de Gimnasia, llegó al lugar. Minutos después, encapuchados en camionetas –identificados por testigos como parte de la órbita de Estudiantes y Tobar– irrumpieron en la guardia con armas de fuego y blancas.

Desde posteos en X y luego en los portales se reportaron disparos, piedrazos y corridas que obligaron a médicos y pacientes a tirarse al suelo o escapar por salidas traseras. Videos viralizados muestran la magnitud del terror: una camioneta Amarok gris huyendo a toda velocidad y sangre manchando el piso del centro de salud.

La policía, según anunciaron, incautó un Fiat Uno abandonado por los agresores y analiza cámaras de seguridad para identificar a los responsables. La UFI N°3 de La Plata, a cargo de Gonzalo Petit Bosnic, caratuló el caso como “lesiones agravadas”, pero el trasfondo político y sindical complica la investigación. Entre los heridos están Camilleri, con cortes en manos, cabeza y pierna, y otros tres hombres con politraumatismos, todos fuera de peligro.

La sombra del peronismo y la reacción oficial

El incidente desató críticas feroces contra el manejo político de la violencia. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, apuntó en X a los barras como “empleados públicos de alguna municipalidad”, cuestionando su rol en recientes marchas de jubilados y su impunidad para “resolver internas a los tiros en un hospital”.

Desde el oficialismo provincial y municipal, el silencio ha sido la respuesta hasta ahora, aunque fuentes locales sugieren que se evalúan medidas de seguridad para evitar nuevos episodios.

Históricamente, el peronismo mantuvo una relación ambivalente con las barras. Durante el kirchnerismo, la creación de Hinchadas Unidas Argentinas (HUA) en 2009 –con apoyo de la AFA y sectores del gobierno– buscó canalizar a estos grupos hacia fines políticos, como relata Infobae en su radiografía de las barras. En La Plata, esta alianza se replica a menor escala, con dirigentes locales tolerando o incluso habrían financiando a las hinchadas para garantizar apoyo en las calles.

Un reflejo de una ciudad al límite

El enfrentamiento en Gonnet no es un hecho aislado, sino un síntoma de una ciudad donde la violencia se ha normalizado. La lucha por el poder en la UOCRA, sumada a la rivalidad futbolística y la aparente pasividad de las autoridades, convirtió a hospitales, plazas y estadios en escenarios de una guerra sin fin.

Mientras el Hospital San Roque intenta volver a la normalidad, las preguntas persisten: ¿hasta dónde llegan los hilos que conectan a las barras con el poder político? ¿Y quién pagará el costo de esta violencia que, una vez más, dejó a los platenses como rehenes? La crónica de este martes negro en Gonnet es también un espejo de una sociedad que lucha por sanar sus heridas, dentro y fuera de sus centros de salud.

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