Un nuevo relevamiento de la Universidad de San Andrés expone los movimientos en el tablero político argentino y anticipa posibles reconfiguraciones de cara a 2025.
Mientras el oficialismo consolida su base, la oposición se fragmenta y amplía la incertidumbre sobre el escenario electoral. Así lo refleja la última edición de la encuesta ESPOP (Satisfacción Política y Opinión Pública), elaborada por el Laboratorio de Observación de la Opinión Pública (LOOP), que midió en mayo los niveles de aprobación del Gobierno, la intención de voto y las preferencias estructurales de la ciudadanía.
Los datos muestran un país completamente polarizado: un 49% aprueba la gestión de Javier Milei y un 48% la desaprueba. Aunque esta paridad parece un empate técnico, representa una leve mejora para el oficialismo respecto al mes de marzo. La estabilidad en la imagen presidencial, pese al ajuste económico y el conflicto con sectores sociales y sindicales, podría explicarse por la fragmentación del resto del sistema político y la persistencia de una narrativa antipolítica que sigue calando en una porción importante del electorado.
Intención de voto: crece La Libertad Avanza, cae el PRO y el peronismo se estanca
Ante la pregunta por una elección genérica entre oficialismo y oposición, el oficialismo logra un 31% frente a un 28% de la oposición. Sin embargo, lo más significativo es que un 21% aún no sabe a quién votaría, mientras que otro 20% se reparte entre indecisos y otras alternativas menores.

El análisis por afinidad partidaria muestra que La Libertad Avanza sube tres puntos (pasa del 26% en abril al 29% en mayo), mientras que el peronismo se mantiene estancado en un 24%. El gran derrotado del mes es el PRO, que retrocede del 10% al 7%, una caída que podría estar acelerando la búsqueda de acuerdos con el Gobierno por parte de varios de sus referentes, ante el riesgo de quedar fuera del centro de la escena en el reordenamiento político que se avecina.
Estado grande o Estado chico: la batalla cultural sigue abierta
Uno de los datos más llamativos de la encuesta es que, pese al discurso libertario que domina la escena pública desde hace meses, el 52% de los argentinos sigue prefiriendo un Estado grande, con mayor presencia e intervención. Solo un 27% se inclina por un Estado más chico. Esta tendencia se mantiene casi sin cambios desde mediados de 2023, lo que sugiere que el rechazo a la clase política tradicional no implica necesariamente una adhesión a las ideas de achicamiento estatal.
Este dato tensiona el núcleo ideológico del Gobierno y pone sobre la mesa un conflicto estructural: si bien Milei logró canalizar el enojo social, los argentinos no parecen dispuestos a renunciar del todo al rol del Estado como garante de servicios esenciales y políticas públicas. Esto supone un desafío profundo para cualquier intento de reforma que busque desmantelar funciones básicas del sector público.
Un clima volátil con impacto en el Gran La Plata
Aunque el estudio es de alcance nacional, sus conclusiones permiten hacer lecturas útiles para los actores políticos de la región capital. Con una oposición fragmentada y una parte importante del electorado aún sin definición, la disputa por los votantes de centro y los sectores más jóvenes será clave también en distritos como La Plata, Berisso y Ensenada, donde la discusión sobre el rol del Estado, la obra pública y la inversión social tiene fuerte anclaje local.
Con vistas a 2025, los resultados de esta encuesta refuerzan la idea de un mapa electoral inestable, donde los liderazgos tradicionales se ven forzados a reconfigurarse y los márgenes de acción del Gobierno dependen más de la administración del conflicto que de consensos duraderos.