La rosca peronista en la provincia de Buenos Aires llegó a su punto máximo este fin de semana, con una pulseada feroz que terminó, de forma agónica, en un acuerdo que permitió cerrar las listas de candidatos de cara a las elecciones del 7 de septiembre.
El gobernador Axel Kicillof logró colocar a dos de sus figuras más cercanas al frente de las secciones electorales más relevantes: Verónica Magario encabezará la lista en la Tercera Sección (sur del Conurbano) y Gabriel Katopodis hará lo propio en la Primera (norte del GBA). La jugada representa una victoria táctica frente al kirchnerismo duro, pero deja al descubierto un escenario político fragmentado.
El cierre, que se concretó alrededor de las 3 de la madrugada del domingo en La Plata, evitó la ruptura explícita del frente peronista, pero expuso tensiones profundas y desconfianzas persistentes entre los espacios que conforman la coalición oficialista. Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa protagonizaron una negociación cargada de reproches, vetos cruzados y amenazas de listas paralelas en distintos municipios del interior y del Conurbano.
El gobernador bonaerense logró imponer a su vicegobernadora y al ministro más político de su gabinete como cabezas de lista, lo que no sólo representa una muestra de fuerza, sino también una concesión aceptada por el resto del peronismo ante el riesgo inminente de quiebre. La propuesta de que Kicillof “ponga” a las figuras principales fue impulsada por Massa, que se movió como articulador frente al enfrentamiento abierto entre el gobernador y el núcleo duro de La Cámpora. A cambio, el kirchnerismo reclamó lugares expectables en el resto de las listas legislativas.
El acuerdo incluye también a otras figuras de peso: Diego Nanni liderará la Segunda Sección, Diego Videla la Cuarta, Fernanda Raverta la Quinta, Alejandro Di Chiara la Sexta, María Inés Laurini la Séptima y Ariel Archanco —de La Plata— encabezará la Octava. Este último dato no es menor para el escenario platense, ya que confirma que el oficialismo buscará retener su base territorial en la capital bonaerense, en medio de una interna sin tregua con sectores alineados con La Cámpora.
Unidad de emergencia y cortes de luz “oportunos”
Las horas previas al cierre estuvieron marcadas por una tensión creciente, donde los acuerdos parecían evaporarse con cada mensaje. La situación llegó a un punto crítico cuando, cerca de las 22 del sábado, sectores alineados con el Movimiento Derecho al Futuro (MDF), espacio referenciado por Kicillof, advirtieron que estaban dispuestos a romper y armar boletas propias en cada distrito. “Mandamos armar en todos lados”, advirtió un intendente cercano al gobernador.
Mientras el termómetro político se disparaba, un insólito corte de luz en la Legislatura —y luego otro en la sede de la Junta Electoral en Calle 13— obligó a trasladar las reuniones y derivó en una prórroga para la inscripción de listas hasta el lunes a las 14. El apagón, calificado por algunos como “quirúrgico”, generó suspicacias sobre la transparencia del proceso en un momento clave.
Facciones enfrentadas, lealtades en disputa
La negociación estuvo marcada por múltiples vetos. La Cámpora rechazaba los nombres propuestos por el kicillofismo y viceversa. La discusión no era sólo sobre nombres: también había un trasfondo ideológico y estratégico. Mientras La Cámpora impulsaba un perfil nacionalizado con el lema “Cristina libre”, desde el entorno de Kicillof preferían evitar la exposición a una agenda nacional que podría jugar en contra en la provincia.
Sergio Massa debió intervenir en persona, reuniéndose con Kicillof en Gobernación, en medio de versiones sobre listas cortas preparadas por intendentes que anticipaban una posible ruptura. En ese contexto, la figura de Máximo Kirchner, presidente del PJ Bonaerense, brilló por su ausencia. Su decisión de no participar activamente del cierre fue leída como un gesto de distanciamiento y malestar con el armado final.
Magario y Katopodis: figuras fuertes para una elección clave
La elección bonaerense se perfila como el escenario más importante para el peronismo este año, y la apuesta por Magario y Katopodis da cuenta de ello. Ambos eran nombres que sonaban para encabezar listas nacionales, pero el oficialismo provincial decidió reservarlos para la contienda en territorio bonaerense. El segundo lugar en la Primera Sección será para Malena Galmarini, del Frente Renovador, mientras que en la Tercera se ubicará Facundo Tignanelli, dirigente camporista.
Aunque la unidad se concretó, el proceso dejó heridas abiertas. Los reproches por falta de transparencia, imposiciones verticalistas y desconfianza interna cruzan transversalmente a todas las tribus del oficialismo. La experiencia de La Plata es reflejo de una coalición que, si bien cerró filas para no implosionar antes del inicio formal de la campaña, sigue navegando entre internas latentes y estrategias divergentes.
La elección de septiembre no sólo pondrá a prueba la estructura electoral del peronismo, sino también su capacidad real de sostener una unidad que, al menos por ahora, parece más táctica que genuina.