Martes 30 de septiembre de 2025
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Estatales bonaerenses perdieron poder adquisitivos de cuatro sueldos en tres años: el reclamo que desafía a Kicillof


Entre 2022 y 2025, los estatales bonaerenses sufrieron una pérdida salarial del 51,4%. La protesta crece y exige aumentos del 105,5% para recuperar poder adquisitivo.

Entre diciembre de 2022 y julio de 2025, los trabajadores estatales de la provincia de Buenos Aires perdieron el equivalente a más de cuatro sueldos completos. Aunque los salarios nominales crecieron un 279,84%, la inflación acumulada del 680,7% pulverizó el poder adquisitivo, generando una pérdida real del 51,4%, según un informe técnico basado en datos del INDEC y acuerdos paritarios.

La escalinata de la Gobernación bonaerense se transformó en símbolo del malestar. Allí, empleados del Ministerio de Comunicación Pública, respaldados por ATE, exigieron respuestas urgentes ante lo que definen como una “crisis salarial sin precedentes”.

El reclamo no es aislado: se multiplican las protestas en pasillos administrativos, mientras los gremios denuncian desigualdades en el reparto de horas extras y bonificaciones que favorecen a las jerarquías superiores.

Para recomponer el valor real de los ingresos, se necesitaría un aumento del 105,5%. Sin embargo, la última oferta paritaria del gobierno de Axel Kicillof fue de apenas un 3,2% en dos tramos, propuesta que los gremios rechazaron por considerarla “claramente insuficiente”.

Además del reclamo salarial, los sindicatos exigen medidas estructurales como la recategorización automática, el pase a planta permanente y la inclusión de jubilados en los aumentos. El conflicto amenaza con escalar en un contexto de inflación persistente y negociaciones estancadas, mientras la gestión
provincial enfrenta el dilema de recomponer ingresos sin desestabilizar las cuentas públicas.

La “motosierra silenciosa”, como la denomina Monitor Gremial, no se traduce en recortes visibles, pero sus efectos se sienten en cada recibo de sueldo. La pérdida salarial no solo golpea el bolsillo de los trabajadores, sino también la calidad de los servicios públicos que sostienen.

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