El Gobierno bonaerense reabre esta semana la discusión paritaria con los gremios estatales y docentes, en un contexto de creciente presión inflacionaria y malestar sindical. La cita está prevista para el martes al mediodía en la sede del Ministerio de Trabajo de la Provincia, y allí se espera que las autoridades presenten una nueva propuesta de aumento salarial.
El llamado llega tras la difusión del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo, que mostró un nuevo salto inflacionario, y en medio de una fuerte demanda por parte de los sindicatos para que se otorgue una suba de al menos dos cifras, retroactiva al mes de abril y con impacto real en los sueldos básicos. Este último punto no es menor: los gremios insisten en evitar el achatamiento de la pirámide salarial y proteger también los ingresos de los trabajadores jubilados.
En los últimos encuentros con el Ejecutivo provincial, las autoridades expusieron el estado de las cuentas públicas pero evitaron poner sobre la mesa una propuesta concreta. El compromiso fue volver a convocar en breve, lo que ahora se materializa con este nuevo llamado. Sin embargo, la demora preocupa: si no se llega a un acuerdo en los próximos días, será difícil que un eventual aumento se vea reflejado en los haberes de abril, que se liquidan a comienzos de mayo.
Hasta el momento, el gobierno de Axel Kicillof otorgó un aumento acumulado del 9% para este año, repartido entre un 7% en febrero y un 2% en marzo. Abril, por ahora, sigue sin novedades oficiales, lo que enciende las alarmas sindicales. La pretensión de los gremios, además de una mejora urgente, incluye el reclamo de abandonar los esquemas de negociación trimestral y volver a acuerdos más cortos, atentos al impacto que puede tener la futura salida del cepo cambiario sobre los precios y la economía en general.
Para los trabajadores del Estado —un sector clave en ciudades como La Plata, donde el empleo público tiene un peso relevante—, la actualización salarial no es solo una cuestión de bolsillo sino también un termómetro de la relación entre la Provincia y sus empleados en un año donde la tensión política y económica parece no dar tregua.
En este escenario, el encuentro del martes cobra especial relevancia: no solo por la expectativa de una mejora concreta sino también porque marcará el rumbo de las negociaciones en los próximos meses.