La Plata volvió a vestirse de rojo y blanco. Tras consagrarse campeón del Trofeo de Campeones frente a Platense en San Nicolás, Estudiantes eligió el centro político y simbólico de la ciudad para celebrar junto a su gente: Plaza Moreno. Con el balcón municipal como escenario y una multitud acompañando, el Pincha cerró una semana perfecta con una fiesta que quedará en la memoria reciente del fútbol platense.
El plantel albirrojo, encabezado por Eduardo Domínguez, llegó a la plaza pasada la medianoche, cerca de las 2.30, a bordo de un micro descapotable. Allí lo esperaban cientos de hinchas que ya habían comenzado a concentrarse horas antes, replicando el clima vivido días atrás en la tradicional esquina de 7 y 50. Esta vez, el epicentro fue frente a la Catedral, con cánticos, banderas y el clásico “dale campeón” retumbando en pleno casco urbano.

Foto: AG La Plata
La celebración no se realizó ni en el Estadio UNO ni en el Country Club de City Bell, opciones que se barajaron en la previa, sino en un punto emblemático para la vida institucional de La Plata. El club gestionó el uso del balcón municipal, desde donde los jugadores saludaron a los hinchas y compartieron el festejo en un formato que combinó liturgia futbolera y postal urbana.

Foto: AG La Plata
El operativo incluyó además un esquema especial de tránsito: los micros que trasladaron a los simpatizantes —y el del plantel profesional— pudieron estacionar sobre la calle 14, facilitando el regreso de quienes habían acompañado al equipo hasta San Nicolás. Una logística que permitió que la celebración se desarrollara sin sobresaltos y con fuerte presencia popular.
El nuevo título llegó apenas días después de la consagración en el Torneo Clausura frente a Racing, lo que explica la intensidad de una semana que reforzó el presente deportivo del club. En ese contexto, Estudiantes sigue sumando capítulos a una etapa especialmente prolífica: con este logro, alcanzó su estrella número 16 y ya acumula cinco títulos en los últimos dos años.
Con Domínguez consolidado como conductor y un plantel que responde en los momentos decisivos, el Pincha volvió a demostrar solidez dentro y fuera de la cancha. Y La Plata, una vez más, respondió como suele hacerlo cuando el León ruge: calles colmadas, celebración masiva y un centro que volvió a latir al ritmo del fútbol.


