La Plata quedó en el centro de una grave crisis sanitaria nacional tras la muerte de nueve pacientes en el Hospital Italiano, donde se habría utilizado fentanilo contaminado con bacterias resistentes. El caso destapó un entramado de irregularidades en la producción, control y distribución de medicamentos, e involucra a empresas con antecedentes judiciales. La investigación judicial avanza mientras crece la preocupación en el sistema de salud y entre los vecinos de la ciudad.
¿Qué pasó en el Hospital Italiano?
El caso se hizo público el 10 de mayo, cuando la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) emitió una alerta sanitaria nacional tras detectar ampollas de fentanilo contaminadas que habrían sido utilizadas en pacientes del Hospital Italiano de La Plata. Hasta el momento, se confirmó que al menos nueve personas fallecieron y otras más fueron afectadas por infecciones graves.
Según las investigaciones preliminares, las ampollas pertenecen al lote 31.202, fabricado por Laboratorios Ramallo SRL y distribuido por HLB Pharma Group S.A. La Justicia Federal, con asiento en La Plata y bajo la órbita del juez Ernesto Kreplak, ya dispuso la clausura de ambas firmas y la intervención de múltiples organismos sanitarios.
Las bacterias halladas y los riesgos para los pacientes
Las pericias microbiológicas revelaron la presencia de Klebsiella pneumoniae productora de metalo-beta-lactamasa (MBL) y Ralstonia pickettii, dos bacterias que pueden provocar infecciones severas, sobre todo en personas con defensas bajas. Ambas son especialmente peligrosas en entornos hospitalarios, donde la exposición a procedimientos invasivos y la administración intravenosa de medicamentos puede generar cuadros críticos como sepsis o fallas multiorgánicas.
La Klebsiella pneumoniae MBL, por ejemplo, es resistente a gran parte de los antibióticos disponibles, lo que complica su tratamiento. En tanto, la Ralstonia pickettii es una bacteria oportunista que suele proliferar en soluciones líquidas como las utilizadas en anestesia o analgesia. La combinación de ambas en un medicamento tan sensible como el fentanilo representa un riesgo extremo.
¿Qué es el fentanilo y por qué se utiliza?
El fentanilo es un opioide sintético entre 50 y 100 veces más potente que la morfina. Se utiliza en hospitales como analgésico en tratamientos postquirúrgicos o para pacientes con dolores intensos, como los oncológicos. Su uso requiere estrictos controles sanitarios por su potencia y riesgos, tanto de abuso como de efectos adversos en pacientes críticos.
En el Hospital Italiano de La Plata, las ampollas del lote comprometido fueron utilizadas en situaciones de cuidados intensivos, lo que agrava aún más el escenario ante la posibilidad de una contaminación sistémica dentro del centro de salud.
Las responsabilidades empresariales y antecedentes judiciales
Las investigaciones periodísticas y judiciales apuntan a dos empresarios: Ariel García Furfaro, a cargo de Laboratorios Ramallo, y Jorge Salinas, fundador y referente de HLB Pharma Group. Ambos tienen un pasado cargado de denuncias. Salinas fue procesado por desvío de fondos del PAMI y evasión tributaria, y tiene antecedentes por la distribución de medicamentos adulterados a través del Laboratorio Apolo. García Furfaro, por su parte, ya había sido advertido por fallas en las condiciones de producción y por comercializar medicamentos fuera de normativa.
Además, en 2023, la ANMAT había ordenado el retiro del mercado de una serie de ampollas de tramadol fabricadas por Ramallo por inconsistencias en el etiquetado y posibles alteraciones en el principio activo. Esto revela una falta de seguimiento y control efectivo que ahora derivó en una tragedia sanitaria.
El rol de los organismos de control y las fallas en el sistema
La situación desnudó fallas en los protocolos de control del sistema sanitario argentino. A pesar de las múltiples alertas previas sobre estos laboratorios, el lote contaminado logró distribuirse en al menos tres centros de salud —además del Hospital Italiano—, incluyendo instituciones de alta complejidad como el Hospital Santojanni, en CABA, y clínicas privadas del conurbano.
El Ministerio de Salud de la Nación, la ANMAT y el Instituto Malbrán trabajan ahora en pericias más detalladas, incluyendo estudios genómicos que buscan determinar si las bacterias halladas en las ampollas están genéticamente relacionadas con las infecciones detectadas en los pacientes fallecidos.
Repercusiones para La Plata y su sistema de salud
Más allá del impacto nacional, el foco sigue puesto en La Plata. El Hospital Italiano es uno de los centros privados más reconocidos de la ciudad y la región, lo que genera un fuerte revuelo entre los platenses que se atienden en ese nosocomio. Autoridades locales han pedido informes a la Provincia y reclaman que se refuercen los controles sobre los medicamentos que llegan a las instituciones médicas.
Además, se inició un protocolo de vigilancia activa en todos los hospitales públicos y privados del AMBA para detectar posibles casos derivados del mismo lote. El Colegio de Farmacéuticos de la provincia también se expresó al respecto y advirtió sobre la necesidad de una “revisión profunda de la trazabilidad y control de los laboratorios tercerizados”.
Medidas de prevención que deben seguir los hospitales
El brote volvió a poner en primer plano la importancia del cumplimiento riguroso de medidas de prevención de infecciones hospitalarias. Las autoridades de salud remarcaron la necesidad de:
- Asegurar la correcta higiene de manos del personal.
- Usar de manera adecuada los equipos de protección personal.
- Garantizar la correcta conservación y manipulación de medicamentos.
- Implementar controles de calidad adicionales en los servicios de farmacia y anestesia.
La tragedia ocurrida en La Plata no fue un accidente aislado: expuso la debilidad estructural del sistema de control farmacéutico en Argentina. La connivencia entre laboratorios con antecedentes oscuros, la falta de seguimiento estatal y la fragilidad del sistema de trazabilidad permitieron que un medicamento contaminado llegara a los pacientes más vulnerables.
El desafío ahora será no solo determinar las responsabilidades penales, sino avanzar hacia una reforma profunda del sistema de fiscalización de medicamentos, con mecanismos más transparentes, auditorías independientes y sanciones ejemplares para quienes comprometan la salud pública.