El Banco Central confirmó que en lo que va de 2025 se fueron del país más de USD 14.199 millones, una cifra superior al último desembolso del FMI. El drenaje de divisas convive con una caída histórica de la inversión extranjera, que alcanzó su nivel más bajo desde 2017.
En paralelo, el Gobierno apuesta todo a contener al dólar hasta después de las elecciones legislativas, en especial las de la provincia de Buenos Aires, donde se juega gran parte de su capital político.
Dólares que se escapan, inversión que no llega
Los datos oficiales muestran un cuadro crítico. La formación de activos externos del sector privado no financiero marcó en julio un negativo de USD 5.432 millones. En apenas siete meses, el total fugado ya supera al préstamo de USD 14.000 millones que el FMI giró este año.
El informe del BCRA reveló que 1,3 millones de personas compraron dólares en julio, por un total de USD 3.408 millones, mientras que solo 576 mil los vendieron. El déficit por turismo y consumos con tarjeta también trepó a USD 963 millones, el más alto del año, con fuerte peso de viajes al exterior y compras en plataformas digitales.
En la City lo explican con crudeza: “El FMI entra por Ezeiza, los dólares salen por Aeroparque”. Un diagnóstico que también compartió el ex presidente del Central, Alejandro Vanoli: “La compra de dólares desde abril supera el monto desembolsado por el Fondo y es muy superior al promedio de la gestión de Macri”, remarcó.
El Gobierno y su apuesta: que no explote el dólar
Con un frente económico debilitado y un clima político enrarecido, el Ejecutivo sostiene un “Plan Aguante”: tasas de interés en niveles récord (75% en letras de corto plazo), intervención en futuros y, según analistas, ventas de dólares del Tesoro para mantener la cotización dentro de la banda pactada con el FMI.
El objetivo inmediato es evitar una devaluación brusca que desate la inflación en la previa electoral. De hecho, a pesar del salto del tipo de cambio en julio, las principales consultoras prevén que la inflación de agosto rondará el 2%, un dato que el oficialismo pretende mostrar como “éxito” en campaña.
Pero la estrategia tiene límites claros: la demanda mensual de divisas ya roza los USD 6.000 millones, un nivel difícil de sostener sin un drenaje de reservas. De hecho, el stock perforó los USD 40.000 millones tras haber superado los 42.000 hace apenas un mes.
El fantasma bonaerense y el recuerdo de 2019
Las elecciones en la provincia de Buenos Aires son vistas por los mercados como un termómetro clave. Una derrota del oficialismo por más de 5 puntos frente a Fuerza Patria podría generar un cimbronazo financiero similar al de 2019, cuando las PASO presidenciales provocaron un desplome inmediato de activos argentinos.
Hoy los ADR locales caen hasta 20% en Wall Street y el riesgo país volvió a escalar a 850 puntos, reflejo de esa desconfianza. “En el mercado todos están del mismo lado: si al Gobierno le va relativamente bien, puede haber un rebote; si pierde por más de 10 puntos, la caída será mucho más profunda”, advirtió un inversor extranjero.
Entre la resistencia y el desgaste
El oficialismo se aferra al control de precios como su única carta fuerte, aunque el escándalo por supuestos pedidos de coimas en el área de salud y la caída de la actividad económica ensombrecen el panorama.
En la práctica, la estrategia económica se parece a un equipo que decide “colgarse del travesaño” para aguantar el resultado, pero en un partido que recién va por el primer tiempo. El riesgo es evidente: sin confianza e inversión, los dólares siguen escapando, las reservas se debilitan y el margen de maniobra se achica.
Para La Plata y la región, el escenario no es ajeno. Los movimientos del dólar repercuten de forma directa en precios, consumo y empleo, especialmente en sectores como el comercio, los servicios y la industria local. De allí la atención con la que se sigue cada dato económico en la previa electoral.