A menos de dos semanas del cierre de alianzas para las elecciones legislativas 2025 en la provincia de Buenos Aires, los intendentes del PRO enfrentan un escenario de desconfianza con La Libertad Avanza. Mientras algunos apuestan por un frente común, otros exploran alianzas con la UCR, peronistas no K y vecinalistas, en un intento por preservar su poder territorial frente a las presiones de Karina Milei.
A tan solo diez días del cierre de alianzas electorales el 9 de julio, la provincia de Buenos Aires se convierte en un tablero político donde las tensiones entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA) alcanzan su punto más álgido. Los 13 intendentes del PRO, que gobiernan municipios clave como Mar del Plata, Vicente López y Junín, se encuentran en una encrucijada: ceder ante las exigencias de LLA para formar un frente electoral unificado o buscar alternativas que les permitan mantener su identidad y poder local. Las negociaciones, marcadas por la desconfianza y las presiones del “karinismo”, han fracturado al partido amarillo, dividiendo sus estrategias de cara a las elecciones provinciales del 7 de septiembre.
Un acuerdo en punto muerto: Las demandas de LLA
La Libertad Avanza, liderada por Karina Milei y con el armador bonaerense Sebastián Pareja a la cabeza, ha endurecido su postura en las tratativas con el PRO. Según fuentes cercanas a las negociaciones, LLA insiste en imponer una boleta única bajo su sello “violeta”, relegando al PRO a un rol secundario en las listas de concejales y legisladores. “No es una alianza, es una absorción”, expresó un intendente del interior bonaerense, reflejando el malestar de varios jefes comunales que ven en esta estrategia un intento de los libertarios por fagocitar al PRO.
La tensión se agudizó tras la reciente victoria de LLA en las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires, donde el candidato de Milei, Manuel Adorni, superó al PRO, relegándolo al tercer lugar. Este resultado, que debilitó la hegemonía macrista en su bastión histórico, ha encendido las alarmas entre los intendentes bonaerenses, quienes temen un escenario similar en la provincia. “LLA juega a desgastarnos hasta el cierre de alianzas, y eso no es negociar, es imponer”, señaló una fuente cercana a Pablo Petrecca, intendente de Junín, donde los concejales libertarios han mantenido una postura hostil hacia la gestión local.
Intendentes divididos: Entre la alianza y la resistencia
El PRO bonaerense, liderado por Cristian Ritondo, enfrenta una interna cada vez más explícita. Por un lado, intendentes como Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Ramón Lanús (San Isidro) y Juan Ibarguren (Pinamar) se muestran proclives a un acuerdo con LLA, convencidos de que una alianza es la única vía para derrotar al peronismo unificado de Axel Kicillof. Montenegro, en particular, mantiene un diálogo fluido con la Casa Rosada y ve en la figura de Javier Milei una oportunidad para capitalizar el descontento con el kirchnerismo.
Por otro lado, un grupo mayoritario de intendentes, alineados en muchos casos con Jorge Macri, resiste las condiciones impuestas por LLA. Soledad Martínez (Vicente López), Pablo Petrecca (Junín), María José Gentile (9 de Julio), Javier Martínez (Pergamino) y Sebastián Abella (Campana) son algunos de los que expresan su rechazo a ceder los primeros lugares en las listas de concejales y a aceptar candidatos libertarios que han sido opositores en sus distritos. “No podemos aliar-nos con quienes nos denuncian penalmente o piden nuestra destitución”, afirmó una fuente cercana a Petrecca, refiriéndose a las tensiones locales con LLA.
Estos intendentes, que representan nueve de los 13 municipios amarillos, han comenzado a explorar “planes B, C y D”, según reveló un jefe comunal a El Cronista. Entre las alternativas, se destaca la posibilidad de reflotar Juntos por el Cambio, la coalición que llevó al PRO al poder en 2015, incorporando a la UCR y sectores peronistas no kirchneristas, como los liderados por Joaquín de la Torre o Emilio Monzó.
La presión del tiempo y el fantasma de Kicillof
Con el cierre de alianzas a la vuelta de la esquina, el PRO enfrenta un dilema estratégico: un acuerdo con LLA podría garantizar un frente competitivo contra Unión por la Patria, pero a costa de sacrificar su identidad y poder territorial. Por el contrario, competir por fuera implica arriesgarse a una fragmentación que beneficie al peronismo, que, bajo el liderazgo de Kicillof, ha mostrado signos de unidad en eventos como los plenarios del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) en Mar Chiquita y Junín.
El reciente congreso de LLA en La Plata, encabezado por Javier Milei, reforzó el mensaje de “kirchnerismo o libertad”, dejando claro que los libertarios no están dispuestos a ceder en su protagonismo electoral. “LLA no tiene estructura en los distritos, pero cuenta con el impulso de Milei. Nosotros tenemos 13 intendencias; ellos, solo tres. Sin embargo, quieren decidir todo”, señaló un operador del PRO, destacando la asimetría en las negociaciones.
Alternativas en el horizonte: ¿Una tercera vía?
Frente al estancamiento, algunos intendentes han iniciado contactos con la UCR, liderada por Maximiliano Abad, y con peronistas disidentes como Juan Zabaleta, Julio Zamora y Fernando Gray. La idea de una “tercera vía” que combine radicales, peronistas no K y vecinalistas gana fuerza, especialmente en distritos donde las tensiones con LLA son insalvables. Emilio Monzó, ex PRO y actual diputado de Encuentro Federal, ha ofrecido su estructura a Mauricio Macri como una alternativa para contener a los intendentes disconformes, aunque su propuesta ha sido recibida con escepticismo por algunos sectores del partido.
“Si no hay acuerdo razonable, iremos con listas propias o con aliados que respeten nuestro peso territorial”, afirmó un intendente de la Cuarta Sección Electoral, reflejando el ánimo de rebeldía interna. Esta postura, sin embargo, enfrenta el riesgo de atomizar el voto opositor, un escenario que el peronismo observa con atención mientras consolida su estrategia bajo el liderazgo de Kicillof.