El gobernador admitió que planea separar los comicios bonaerenses del 26 de octubre y tensionó la interna con Kirchner, mientras los intendentes lo respaldan y él sueña con un proyecto para «gobernar la Argentina». ¿El inicio de una ruptura definitiva?
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, dejó en claro este jueves en el teatro Argentino que evalúa seriamente la posibilidad de desdoblar las elecciones legislativas bonaerenses de los comicios nacionales previstos para el 26 de octubre. Sin fijar una fecha concreta, el mandatario provincial reconoció que la propuesta cuenta con el respaldo de un grupo significativo de intendentes, quienes consideran que votar en un día distinto al de las elecciones nacionales permitiría un debate más focalizado en las problemáticas locales.
La declaración, que llegó en un momento de máxima tensión con Cristina Kirchner, no solo reaviva la interna dentro del peronismo, sino que también subraya las ambiciones presidenciales de Kicillof, quien reivindicó su proyecto de «construir una alternativa política que vuelva a gobernar la Argentina».
En un contexto político marcado por la incertidumbre electoral y las disputas internas en Unión por la Patria, Kicillof se refirió a la complejidad logística que implicaría realizar elecciones concurrentes con dos sistemas distintos: la Boleta Única de Papel (BUP) para los cargos nacionales y la tradicional boleta sábana para los provinciales.
«Dos elecciones juntas el mismo día es un caos», afirmó el gobernador en una reciente declaración que resonó en los medios y fue recogida por diversos portales Esta postura, que busca priorizar la identidad provincial en el debate electoral, choca directamente con la estrategia del kirchnerismo duro, liderado por Cristina Kirchner, que apuesta por unificar los comicios para nacionalizar la campaña y enfrentar al gobierno de Javier Milei en un solo frente.
El anuncio de Kicillof no es un hecho aislado. En las últimas semanas, el gobernador ha recibido un respaldo explícito de más de 40 intendentes peronistas, quienes, a través de comunicados y reuniones como la celebrada en Villa Gesell a fines de enero, pidieron separar las elecciones bonaerenses de las nacionales. Según fuentes cercanas al Ejecutivo provincial, los jefes comunales argumentan que el desdoblamiento evitaría confusiones entre los votantes y permitiría plebiscitar la gestión de Kicillof sin el arrastre de la dinámica nacional, donde La Libertad Avanza podría capitalizar una ola de apoyo. «Los intendentes creemos que es mejor ir separados», señaló un jefe comunal del conurbano en declaraciones a la prensa, reflejando el sentir de un sector que ve en esta jugada una oportunidad para fortalecer el liderazgo del gobernador.
Sin embargo, la decisión de desdoblar no está exenta de costos políticos. Cristina Kirchner, presidenta del PJ nacional, se opone tajantemente a esta iniciativa, ya que considera que fragmentar el calendario electoral debilitaría la estrategia peronista frente a Milei. La exmandataria, que aún no definió su rol en las legislativas de 2025, apuesta por mantener unificada la elección para maximizar su influencia en el armado de listas y capitalizar su peso simbólico en el electorado bonaerense. La tensión entre ambos líderes alcanzó un pico en los últimos días, cuando el cristinismo presentó un proyecto en el Senado bonaerense para garantizar elecciones concurrentes, una movida que en La Plata fue interpretada como una «declaración de guerra».
En este tire y afloje, Kicillof no solo defiende el desdoblamiento como una cuestión operativa, sino que lo enmarca en un proyecto político más ambicioso. «Tenemos que generar una alternativa para adelante», afirmó el gobernador en una reciente aparición pública, dejando entrever sus aspiraciones presidenciales para 2027. Esta «alternativa política» que busca «volver a gobernar la Argentina» se construye desde la provincia, donde Kicillof se posiciona como un contrapeso natural al ajuste de Milei y, al mismo tiempo, como un líder capaz de renovar el peronismo frente a lo que algunos sectores consideran un estancamiento del kirchnerismo tradicional.
La indefinición sobre la fecha exacta del posible desdoblamiento agrega un manto de incertidumbre. Aunque trascendidos en redes sociales, sugieren que Kicillof podría anunciar el 14 de septiembre como día tentativo mediante un decreto, desde el entorno del gobernador aseguran que la decisión final dependerá de cómo avance el debate en la Legislatura bonaerense.
Como se informara, este jueves, la Cámara de Diputados provincial tenía previsto tratar un proyecto para suspender las PASO, una medida que podría allanar el camino para que Kicillof fije un cronograma propio. Sin embargo, La Cámpora ya adelantó que intentará modificar esa iniciativa el martes venidero, lo que promete un nuevo capítulo en esta pulseada interna.
Mientras tanto, el gobernador sigue tejiendo alianzas. El respaldo de intendentes peronistas y el guiño inesperado de sectores del radicalismo, que ven en el desdoblamiento una chance de desmarcarse del arrastre libertario, fortalecen su posición. No obstante, el costo de enfrentarse a Cristina Kirchner podría ser alto: desde una ruptura definitiva con el kirchnerismo hasta la pérdida de apoyo en la Legislatura, donde necesita del aval de La Cámpora para aprobar leyes clave.
A ocho meses de las elecciones, el tablero político bonaerense se recalienta. Kicillof avanza con paso firme hacia un desdoblamiento que no solo definirá el futuro de su gestión, sino también su lugar en la carrera por la conducción del peronismo. En el horizonte, la sombra de Cristina Kirchner y la amenaza de Milei configuran un escenario de alta tensión, donde cada movimiento cuenta. Por ahora, el gobernador juega sus cartas y espera que los intendentes, su principal sostén, le den el impulso necesario para dar el próximo golpe.
