En plena campaña hacia octubre, el gobernador bonaerense evitó confirmar una reunión con la ex presidenta. La frase dejó entrever tensiones internas en el armado kirchnerista, mientras referentes de La Cámpora insisten en que el encuentro debe concretarse.
Axel Kicillof volvió a ser consultado sobre una posible visita a Cristina Fernández de Kirchner. Su respuesta fue escueta pero cargada de intención: “Cuando haya algo digno de comunicar, lo haremos”. La declaración, pronunciada en el marco de una actividad de campaña, dejó entrever que el vínculo con la ex mandataria atraviesa un momento de cautela, y que cualquier movimiento será medido en términos políticos y comunicacionales.
El gobernador agregó que “vamos a tener todas las reuniones que correspondan”, sin confirmar fechas ni escenarios. La ambigüedad refuerza la idea de que el encuentro, aunque probable, está condicionado por factores internos del peronismo bonaerense.
La Cámpora presiona: ¿por qué quieren que Kicillof vea a Cristina?
La presión para que Kicillof se reúna con Cristina Kirchner no es nueva, pero se intensificó en las últimas semanas. Referentes de La Cámpora —espacio que históricamente responde a la ex presidenta— consideran que el encuentro sería clave para ordenar el discurso del kirchnerismo duro y reforzar la narrativa de unidad frente a un escenario electoral incierto.
En off, dirigentes del espacio reconocen que la foto entre ambos podría funcionar como un gesto de cohesión territorial, especialmente en el conurbano, donde el voto kirchnerista aún conserva fuerza. Sin embargo, Kicillof parece decidido a administrar los tiempos y evitar movimientos que puedan leerse como concesiones o gestos forzados.
Octubre en la mira: estrategia, gestos y tensiones
Con la elección general a la vuelta de la esquina, el gobernador bonaerense enfrenta el desafío de consolidar su liderazgo sin quedar atrapado en las internas del Frente de Todos. La eventual reunión con Cristina podría ser interpretada como una señal de alineamiento, pero también como una pérdida de autonomía frente a los sectores más duros del espacio.
En ese contexto, cada declaración pública se convierte en una pieza de ajedrez. La frase “cuando haya algo digno de comunicar” no solo marca distancia, sino que instala la idea de que el gobernador se reserva el derecho de decidir cuándo y cómo mostrar sus vínculos políticos.