Axel Kicillof busca extender los plazos para las elecciones del 7 de septiembre en Buenos Aires, una estrategia que tensiona la interna peronista y pone en jaque su relación con Cristina Kirchner. ¿Logrará consolidar su liderazgo o abrirá una fractura irreparable? Descubre los detalles de esta jugada política de alto riesgo.
El gobernador Axel Kicillof impulsa una reforma clave en el calendario electoral para los comicios provinciales del 7 de septiembre de 2025. Su objetivo: extender los plazos para la presentación de alianzas, listas y boletas, una decisión que busca ordenar el proceso electoral desdoblado de las elecciones nacionales y, al mismo tiempo, fortalecer su liderazgo en un peronismo atravesado por internas. Esta estrategia, sin embargo, no está exenta de tensiones y desafíos, especialmente en su relación con el kirchnerismo más ortodoxo liderado por Cristina Fernández de Kirchner.
Un calendario bajo presión
El anuncio del desdoblamiento de las elecciones provinciales, formalizado por Kicillof a través del Decreto N.º 639/2025, marcó un punto de inflexión en la política bonaerense. Los comicios del 7 de septiembre elegirán legisladores provinciales, concejales y consejeros escolares, utilizando el sistema tradicional de boleta partidaria, en contraste con la Boleta Única de Papel (BUP) que regirá las elecciones nacionales del 26 de octubre. Esta dualidad de sistemas fue el argumento central del gobernador para justificar la separación de fechas, advirtiendo que una votación concurrente generaría “un caos” logístico y operativo.
Ahora, Kicillof apunta a ajustar el cronograma electoral para garantizar una organización más eficiente. Según fuentes cercanas a la gobernación, el mandatario busca adelantar la inscripción de alianzas al 19 de junio y el cierre de listas al 29 de junio, en lugar de las fechas actuales del 9 y 18 de julio, respectivamente. Este cambio, respaldado por la Junta Electoral de la provincia y sectores de la Justicia Electoral, responde a la necesidad de alinear los tiempos con un proceso electoral desdoblado y sin Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), suspendidas tras la aprobación legislativa del 28 de abril.
“La idea es darle a la Junta Electoral un margen mayor para organizar los comicios y evitar improvisaciones”, señaló un funcionario cercano a Kicillof, quien pidió reserva de su identidad. Sin embargo, este intento de adelantamiento enfrenta resistencia en sectores del kirchnerismo, particularmente en La Cámpora, que ven en esta maniobra una jugada para consolidar el poder del gobernador en la definición de candidaturas.
La interna peronista en el centro de la escena
El desdoblamiento y la suspensión de las PASO ya habían generado fricciones en el peronismo bonaerense, especialmente con Cristina Kirchner, quien, según trascendidos, podría encabezar una lista propia como candidata a diputada provincial por la Tercera Sección Electoral, un bastión kirchnerista. Esta posibilidad, alimentada por declaraciones de referentes como la senadora Teresa García, encendió las alarmas en el entorno de Kicillof, que teme un quiebre definitivo con el cristinismo.
La pulseada por los plazos electorales se convirtió en un nuevo capítulo de esta interna. Mientras Kicillof argumenta que el adelantamiento es una necesidad técnica, sectores cercanos a Cristina Kirchner sospechan que busca limitar su capacidad de negociación en la conformación de listas. “Siempre salen con alguna picardía”, se quejaron desde la gobernación, según reportó Infobae, al referirse a la estrategia del Instituto Patria de usar la figura de la expresidenta como carta de presión.
En este contexto, el kicillofismo apuesta a un armado propio que le permita consolidar su liderazgo en la provincia, con listas que representen al “Movimiento Derecho al Futuro”, respaldado por intendentes como Jorge Ferraresi y Fernando Espinoza. La estrategia incluye garantizar una representación directa en la Legislatura, algo que Kicillof no logró plenamente en mandatos anteriores debido a la influencia de La Cámpora. “El objetivo es que Axel conduzca, y eso se logra con listas propias”, afirmó un dirigente bonaerense a Infobae.
Los riesgos de la jugada
Si bien la suspensión de las PASO y el desdoblamiento fueron victorias para Kicillof, la discusión sobre los plazos electorales podría costarle caro. Por un lado, la fragmentación del peronismo aumenta el riesgo de una derrota electoral ante una posible alianza entre el PRO y La Libertad Avanza, que ya mostró competitividad en comicios anteriores. “Se podrían perder Concejos Deliberantes y tener menor representación en la Legislatura”, admitió un intendente kicillofista, aunque con la mirada puesta en el 2027, cuando Kicillof podría buscar la presidencia.
Por otro lado, el costo económico del desdoblamiento, estimado en 100.000 millones de pesos, generó críticas en un contexto de ajuste fiscal. Kicillof defendió la medida asegurando que prioriza la transparencia y el derecho al voto, pero la oposición no tardó en señalar que la decisión responde más a intereses políticos que a necesidades logísticas.
Un frente amplio en la mira
Pese a las tensiones, Kicillof insiste en su llamado a la unidad. En su anuncio del 7 de abril, subrayó la necesidad de construir “un frente lo más amplio posible” contra las políticas de ajuste de Javier Milei, convocando no solo a peronistas, sino a todos los sectores que rechacen el rumbo económico del gobierno nacional. “No estoy aquí para hablar de internas, sino para defender a la provincia”, afirmó en conferencia de prensa.
Sin embargo, la viabilidad de este frente depende de cómo se resuelva la disputa por los plazos y las listas. Con el cierre de alianzas a la vuelta de la esquina, el peronismo bonaerense enfrenta un momento definitorio: o logra una síntesis que contenga a Kicillof y Cristina Kirchner, o se encamina a una fractura que podría debilitarlo frente a la oposición.