Axel Kicillof exige liderar el armado electoral en Buenos Aires, mientras Massa y Máximo Kirchner aceleran la unidad del peronismo. Con apoderados designados y tensiones al rojo vivo, la interna amenaza con fracturar el frente antes de las elecciones. ¿Quién ganará la pulseada por el poder?
La provincia de Buenos Aires, el corazón electoral de Argentina, se encuentra en el epicentro de una pulseada política que definirá el futuro del peronismo de cara a las elecciones legislativas de 2025. Axel Kicillof, gobernador bonaerense, reclama mayor protagonismo en la conducción del espacio, mientras Sergio Massa y Máximo Kirchner aceleran el armado de un frente electoral que busca unificar al peronismo y contener las tensiones internas. En las últimas horas, los líderes del Frente Renovador y La Cámpora designaron a sus apoderados para cerrar filas en el frente bonaerense, con la intención de convocar al resto de las fuerzas aliadas. Sin embargo, el sector kicillofista exige un lugar central en la mesa de negociación, en un contexto donde la unidad pende de un hilo.
Una interna al rojo vivo
El peronismo bonaerense atraviesa un momento de máxima tensión. Según fuentes cercanas a la gobernación, Kicillof busca consolidar su liderazgo en la provincia, apostando a su gestión como eje de la estrategia electoral. Su decisión de desdoblar las elecciones provinciales, fijadas para el 7 de septiembre de 2025, marcó un punto de inflexión. Esta jugada, justificada por la implementación de la Boleta Única de Papel a nivel nacional, le permitió al gobernador ganar autonomía, pero también profundizó las diferencias con el kirchnerismo y el massismo.
Massa y Máximo, por su parte, apuran los tiempos para ordenar el frente electoral. Hoy, ambos líderes movilizaron a sus equipos en un operativo que incluyó la designación de apoderados para negociar las candidaturas y el cronograma electoral. Según trascendió, el objetivo es convocar a intendentes, sindicatos y movimientos sociales para presentar un frente unificado que pueda enfrentar a La Libertad Avanza (LLA) y al PRO, quienes exploran una posible alianza en el distrito.
Kicillof exige su lugar en la mesa chica
El sector de Kicillof, nucleado en el Movimiento Derecho al Futuro, no está dispuesto a ceder terreno. “Axel necesita estar al mando del proceso electoral bonaerense”, repiten desde su entorno, reclamando injerencia en la confección de listas y la definición de la estrategia. La creación de este espacio, que cuenta con el respaldo de intendentes como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Julio Alak (La Plata), busca posicionar al gobernador como una figura de peso no solo en 2025, sino también de cara a las presidenciales de 2027.
Sin embargo, la relación con Cristina Kirchner y su hijo Máximo es cada vez más tensa. La expresidenta, que mantiene un silencio estratégico, delegó en Máximo la conducción del PJ bonaerense, pero su influencia sigue siendo clave. La Cámpora, con fuerte presencia en la Tercera Sección Electoral, impulsa una posible candidatura de Cristina como diputada provincial para blindar los votos del peronismo en esa región clave. Esta movida, que incluye pintadas y actos como el de Máximo en Quilmes junto a Mayra Mendoza, tensiona aún más la interna.
Massa, en tanto, adopta un rol conciliador, pero su paciencia parece agotarse. Desde el Frente Renovador, el exministro de
Economía insiste en desdoblar las elecciones bonaerenses, pero propone realizarlas después de las nacionales, en noviembre. “La sociedad espera un peronismo unido y propositivo, no un debate táctico”, señaló Massa en un reciente encuentro en San Fernando, criticando la falta de claridad estratégica.
La Legislatura, un campo de batalla
La interna peronista tiene su correlato en la Legislatura bonaerense, donde Unión por la Patria (UP) pone en juego 19 de sus 37 diputados y 10 de sus 21 senadores. La Cámpora arriesga 6 diputados y 7 senadores, mientras que el kicillofismo debe renovar 8 diputados y 1 senador. El Frente Renovador, con menos bancas en juego, busca equilibrar fuerzas. Una mala performance electoral podría debilitar a todos los sectores, especialmente si LLA y el PRO logran unificar sus listas.
El debate por la suspensión de las PASO, que Kicillof impulsa con un proyecto enviado a la Legislatura, sigue sin resolverse. Aunque la mayoría de los bloques apoya la medida, las diferencias sobre el cronograma electoral persisten. “Si no hay consenso, será con PASO y en la fecha que decida Axel”, advierten desde la gobernación, en un mensaje que resuena como ultimátum.
El riesgo de la fractura
La unidad del peronismo bonaerense está en jaque. Una fractura podría beneficiar a la oposición, que ya trabaja en un acuerdo entre LLA y el PRO. En Casa Rosada, el oficialismo libertario ve en la provincia un objetivo estratégico para “quebrar la columna vertebral del kirchnerismo”. Figuras como José Luis Espert y Cristian Ritondo, desde el PRO, intensifican las críticas a Kicillof, señalándolo como “inepto” y responsable de la inseguridad en el conurbano.
En este escenario, el peronismo enfrenta el desafío de resolver sus diferencias sin perder de vista al electorado. “La división es la mejor herramienta de Milei”, advirtió el diputado Osuna, resumiendo el sentir de muchos. Mientras Kicillof reclama poder, Massa y Máximo apuran el armado, y Cristina observa desde las sombras, la provincia de Buenos Aires se prepara para una batalla electoral que podría redefinir el mapa político argentino.