El revés electoral en la provincia de Buenos Aires reaviva la interna del peronismo y deja al gobernador en una posición delicada frente a La Cámpora y los intendentes
El resultado ajustado de las elecciones legislativas volvió a sacudir al peronismo bonaerense y abrió una nueva etapa de tensiones internas. Aunque Axel Kicillof reconoció la derrota con tono moderado, su advertencia al presidente Javier Milei marcó el comienzo de una lectura política inevitable: el gobernador quedó debilitado dentro de su propio espacio, mientras La Cámpora y los intendentes del conurbano comienzan a mover sus fichas.

En la provincia de Buenos Aires, La Libertad Avanza (LLA) se impuso con el 41,45% de los votos frente al 40,91% de Fuerza Patria (FP), el frente liderado por Kicillof. La diferencia fue mínima —apenas medio punto porcentual—, pero suficiente para poner en duda la estrategia electoral del gobernador y alimentar los reproches internos.
La advertencia de Kicillof y el mensaje al Gobierno nacional
Desde el búnker del hotel Grand Brizo, en La Plata, el mandatario bonaerense fue el único orador de la noche. “Se equivoca Milei si festeja este resultado electoral. Seis de cada diez argentinos rechazaron el modelo que propone”, dijo ante un auditorio que había sido preparado para un festejo y terminó en silencio.
En su discurso, agradeció al electorado y a la militancia, reivindicó el trabajo de los intendentes e hizo una mención especial a Cristina Fernández de Kirchner, a quien definió como “injustamente presa”. El gesto fue leído como un intento de acercamiento a la ex presidenta, en un momento donde la relación con el cristinismo atraviesa su punto más tenso.
La interna vuelve a escena: “Cristina tenía razón”
La derrota fue el detonante para que La Cámpora saliera a marcar territorio. La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, publicó en redes un mensaje con destino claro: “El conurbano va a salvar a la Patria y Cristina tenía razón (no importa cuándo leas esto)”. La siguió la diputada santafesina Florencia Carignano con otra frase lapidaria: “Cristina siempre tiene razón”.
Las críticas apuntan al desdoblamiento electoral que Kicillof decidió meses atrás y que, según la ex presidenta, podía terminar debilitando al oficialismo en las legislativas. En la práctica, el resultado parece haberle dado la razón: el peronismo perdió casi 300 mil votos respecto de las elecciones provinciales de septiembre.
Intendentes en alerta y disputa por el poder territorial
A la par, los jefes comunales del conurbano aprovecharon el traspié para reclamar su protagonismo. “Es un mensaje para nuestros dirigentes nacionales. Los intendentes somos los que tenemos los votos”, dijo el alcalde de Ezeiza, Gastón Granados, en un tiro por elevación a la conducción provincial.
En las últimas semanas, Granados junto a Federico Otermín (Lomas de Zamora), Federico Achával (Pilar) y Nicolás Mantegazza (San Vicente) habían mantenido reuniones con Kicillof. Buscan conformar un grupo de peso dentro del peronismo bonaerense, alejado de La Cámpora y del “axelismo duro”, con aspiraciones de disputar la conducción del PJ provincial.
Un resultado que frena la proyección nacional de Kicillof
Hasta hace apenas unas semanas, el gobernador proyectaba consolidarse como el principal referente opositor a Milei y encaminar su carrera presidencial. Pero la derrota en territorio bonaerense, su bastión político, alteró los planes. El resultado lo dejó sin aire para esa construcción nacional y expuesto a los embates internos.

El contraste con las elecciones provinciales de septiembre es elocuente: en aquel momento, Fuerza Patria se había impuesto por 14 puntos de ventaja. Ahora, perdió medio punto. En el oficialismo reconocen que el impacto es simbólicamente devastador.
Reacomodamientos y debates en el PJ bonaerense
La tensión se traslada ahora al futuro del Partido Justicialista bonaerense, donde La Cámpora impulsa la continuidad de Máximo Kirchner, mientras sectores cercanos a Kicillof mencionan a Verónica Magario o Federico Otermín como opciones de consenso. En paralelo, el gobernador necesita aprobar el Presupuesto 2026 y la Ley Impositiva, una tarea que requerirá negociación fina con una Legislatura atravesada por las diferencias internas.
El peronismo, entre la autocrítica y la fragmentación
El resultado nacional fue igual de duro. El oficialismo perdió bancas en casi todo el país, con retrocesos en Jujuy, Salta y Misiones, donde la conducción nacional del PJ —a cargo de Cristina Kirchner— intervino los distritos con resultados adversos. En ese contexto, el mensaje que surgió desde La Plata tuvo una doble lectura: un reconocimiento a la derrota y un intento de sostener autoridad política en medio del temblor.

Sin embargo, el golpe electoral reaviva una pregunta de fondo: ¿podrá el peronismo bonaerense sostener la unidad sin Cristina en el centro y con Kicillof en retroceso? La respuesta dependerá menos del resultado del escrutinio definitivo y más de cómo se reacomoden los liderazgos en los próximos meses.
Análisis final
La derrota bonaerense expone la fragilidad del oficialismo provincial y marca el inicio de una etapa de disputa por la conducción política. Kicillof buscaba pararse como la alternativa al mileísmo desde una gestión con base territorial; hoy enfrenta el desafío de recomponer autoridad entre intendentes y una militancia que mira nuevamente hacia Cristina.
En paralelo, el presidente Milei gana terreno simbólico: logra instalar su narrativa del “cambio profundo” incluso en la provincia más populosa del país. Si bien el gobernador advierte que seis de cada diez argentinos no apoyan ese modelo, el mensaje electoral fue claro: la oposición peronista aún no logra construir una alternativa que vuelva a enamorar al electorado.


