El gobernador bonaerense acusó al presidente de sembrar confusión con la reforma del sistema de votación aprobada en el Congreso. Advirtió que la implementación de la boleta única papel podría derivar en impugnaciones y denunció una maniobra de conveniencia política.
Axel Kicillof volvió a encender la mecha del debate electoral al cuestionar duramente la aprobación de la boleta única papel en el Congreso. “No es una mejora técnica ni una demanda ciudadana. Es una jugada política para confundir y condicionar el voto”, disparó el mandatario provincial, en clara alusión a Javier Milei.
La reforma, impulsada por el oficialismo nacional y respaldada por sectores de la oposición, modifica el sistema de votación vigente y plantea un rediseño del mecanismo electoral en todo el país. Kicillof, sin rodeos, la calificó como “una estrategia de conveniencia” que podría alterar la transparencia del proceso.
Riesgo de impugnaciones y clima de sospecha
Desde La Plata, el gobernador advirtió que la implementación apresurada de la boleta única papel podría derivar en impugnaciones masivas. “No está claro cómo se va a instrumentar, ni quién garantiza que no haya errores. Esto abre la puerta a judicializaciones y conflictos postelectorales”, alertó.
La preocupación no es menor: en un contexto de polarización creciente y desconfianza institucional, cualquier falla técnica o ambigüedad en el diseño de la boleta podría alimentar denuncias de fraude o manipulación. “Están jugando con fuego”, insistió Kicillof.
¿Qué cambia con la boleta única papel?
La reforma implica que, en lugar de recibir una boleta por cada partido, los votantes tendrán una sola hoja con todos los candidatos. Aunque se presenta como una medida para reducir el gasto y evitar el robo de boletas, críticos como Kicillof sostienen que puede confundir al electorado, especialmente en distritos con alta fragmentación política.
Además, el nuevo sistema exige una campaña pedagógica intensa para garantizar que los ciudadanos comprendan cómo votar correctamente. “No hay tiempo ni voluntad para hacerlo bien. Lo que hay es apuro y cálculo político”, denunció el gobernador.
Clima electoral enrarecido
La acusación de Kicillof se suma a una serie de tensiones que vienen marcando el pulso político en la antesala de las elecciones. Con Milei apostando por reformas disruptivas y los gobernadores defendiendo sus territorios, el escenario se vuelve cada vez más incierto.
“Estamos ante una reforma que no busca mejorar la democracia, sino manipularla”, concluyó Kicillof, dejando abierta la posibilidad de futuras acciones judiciales o legislativas para frenar la implementación.