Juan Grabois volvió a tensar la interna kirchnerista con protestas en Quilmes y Lanús, municipios gobernados por La Cámpora. Las movilizaciones de cooperativistas de la UTEP, con quema de neumáticos y hasta un árbol de Navidad, reavivaron sospechas de un acuerdo con Axel Kicillof para desgastar a los intendentes camporistas y expusieron viejos recelos con Máximo Kirchner.
Las tensiones comenzaron en Quilmes, donde cooperativistas de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) reclamaron mejoras salariales y terminaron enfrentados con la policía bonaerense. Apenas 24 horas después, la protesta se trasladó a Lanús, gobernado por el camporista Julián Álvarez, con escenas de alto impacto: quema de neumáticos, cortes de tránsito y hasta un árbol de Navidad incendiado frente a la municipalidad.
Los manifestantes denunciaron que los trabajadores de cooperativas de limpieza perciben $140.000 mensuales, cifra que consideran insuficiente. Bajo el lema “Economía social y popular en emergencia”, la UTEP exigió aumentos y bonos de fin de año.
Sospechas de un acuerdo con Kicillof
En la conducción de La Cámpora interpretan estas acciones como parte de una estrategia política. Fuentes internas sostienen que Grabois tendría un acuerdo con Axel Kicillof para erosionar a los intendentes camporistas en sus distritos. El antecedente es claro: el líder de la UTEP ya postuló al gobernador bonaerense como candidato presidencial para 2027, lo que alimenta las suspicacias.
La hipótesis se refuerza con la cercanía histórica de Grabois a Wado de Pedro, hoy alineado con Kicillof, y con su resistencia a someterse a la conducción de Máximo Kirchner, un recelo que se arrastra desde hace años.
Cristina en el centro de las críticas
El conflicto también reactivó reproches hacia Cristina Fernández de Kirchner por los lugares que otorgó a Grabois en las listas: además de su banca de diputado nacional, logró ubicar a Fernanda Miño en el Congreso. Si bien las críticas a la expresidenta por el armado de listas no son novedad, lo llamativo es que esta vez provienen de La Cámpora, un espacio que hasta ahora había evitado cuestionarla públicamente.
Una interna cada vez más autodestructiva
Los episodios en Quilmes y Lanús grafican la difícil convivencia entre Grabois y La Cámpora. Lo que antes eran ataques dirigidos contra la oposición, ahora se transforman en choques internos que desgastan al kirchnerismo en su conjunto. Analistas advierten que estas disputas reflejan el fracaso de una estrategia común y la creciente fragmentación del espacio.
