Tras una votación contundente y una negociación extensa, la central obrera renovó su liderazgo con un triunvirato que promete resistir la reforma laboral del gobierno. Jerónimo, Sola y Argüello encabezan una CGT que no piensa ceder ni un derecho.
La Confederación General del Trabajo ya tiene nueva conducción. Cristian Jerónimo (vidrio), Jorge Sola (seguros) y Octavio Argüello (camioneros) fueron electos como secretarios generales tras una votación que cerró una negociación intensa y prolongada. La fórmula, respaldada por el sector más dialoguista de la central, se impuso con fuerza y unidad, en un contexto de máxima tensión con el gobierno nacional.
La elección no fue solo institucional: fue política. El nuevo triunvirato asumió con un mensaje claro de confrontación ante el plan de reforma laboral que impulsa Javier Milei, que incluye la flexibilización del empleo, el desmantelamiento de derechos adquiridos y el debilitamiento de los sindicatos.
Milei y la reforma laboral: el conflicto que se viene
Desde Casa Rosada ya avisaron que van por todo. La “modernización laboral” que propone el oficialismo apunta a eliminar indemnizaciones, facilitar despidos, limitar la negociación colectiva y desfinanciar las estructuras gremiales. Un combo que, según los nuevos líderes de la CGT, “atenta contra el corazón del modelo sindical argentino”.
Jorge Sola fue categórico: “El crecimiento de este país se ha hecho con los derechos de los trabajadores. Este país ha crecido porque los trabajadores tenemos derechos y los llevamos adelante”. La frase, pronunciada ante cientos de delegados, marcó el tono de lo que será una etapa de alta conflictividad.
Los nuevos líderes: unidad, territorio y mensaje claro
Octavio Argüello, que ya integraba el triunvirato anterior, redobló la apuesta: “Con los trabajadores no se jode. Estamos unidos para enfrentar cualquier situación que nos quiera llevar a que nos quiten los derechos”. Su perfil territorial y su vínculo con los gremios del transporte lo posicionan como un actor clave en la estrategia de movilización.
Cristian Jerónimo, el más joven del trío, representa el recambio generacional. Desde el sindicato del vidrio, aseguró: “La CGT no va a permitir ni va a retroceder un solo paso en las conquistas y los derechos adquiridos”. Su irrupción marca una renovación que busca combinar firmeza con capacidad de diálogo.
Lo que viene: pulseada social y calle organizada
La nueva conducción de la CGT deberá enfrentar un escenario inédito: un gobierno que no reconoce interlocutores sindicales y que busca desarticular el modelo gremial argentino. En ese contexto, los triunviros apuestan a la unidad interna, la articulación con las organizaciones sociales y la construcción de una estrategia territorial que combine movilización, narrativa y presión institucional.
La calle será protagonista. Y la CGT, con su nueva conducción, ya avisó que no piensa quedarse quieta.


