Sábado 14 de junio de 2025
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La clase media, bajo presión: un informe de la UBA revela la pérdida sostenida del poder adquisitivo y el retroceso social

El Centro de Estudios para la Recuperación Argentina, dependiente de la Universidad de Buenos Aires (UBA), publicó un informe que pone en números una sensación cada vez más extendida en amplios sectores del país: el retroceso de la clase media. Según el estudio, la pérdida de poder adquisitivo en el último año y medio ha sido tan marcada que incluso las mejoras salariales recientes resultan insuficientes frente al incremento de los gastos fijos, especialmente en servicios esenciales.

El documento plantea que la clase media atraviesa un proceso de reconfiguración profunda en sus hábitos de consumo, con un impacto directo en su calidad de vida. Entre los principales cambios, se destaca la eliminación de bienes que históricamente definieron el estilo de vida de este sector, como la carne vacuna, la indumentaria de calidad y el esparcimiento en centros comerciales. “La mejora salarial del último trimestre de 2024 es engañosa si se la compara con la inflación real y los incrementos en tarifas y servicios”, sostiene el informe.

Desde la llegada de Javier Milei al gobierno, la situación económica de este segmento social se deterioró de forma sostenida. El documento subraya que, durante el primer año de su gestión, el 59% del gasto de los hogares se destinó a servicios, un salto de 10 puntos porcentuales respecto al período anterior. Esto se traduce en una pérdida real del poder adquisitivo, ya que los ingresos quedan absorbidos por obligaciones ineludibles como luz, gas, transporte, alquileres y medicina prepaga.

En este contexto, el acceso a bienes y actividades que históricamente definieron a la clase media como tal se ve fuertemente restringido. “Se trata de una erosión no solo económica sino también simbólica”, afirma el informe, que advierte sobre el riesgo de una “reconfiguración forzosa del estilo de vida” que podría convertirse en permanente si no hay un cambio de rumbo.

El trabajo también analiza la caída en la actividad de sectores clave del consumo como los shoppings, donde se registra un descenso pronunciado en las ventas, reflejo directo de la pérdida de capacidad de compra. La necesidad de priorizar el gasto en servicios básicos y alimentos terminó por desplazar el consumo de bienes durables y recreativos, pilares del modelo aspiracional que históricamente identificó a la clase media argentina.

En un país donde la movilidad social fue durante décadas un horizonte posible, el retroceso de este sector plantea un dilema central sobre el futuro del tejido social. Según el informe, los actuales niveles salariales no permiten sostener la posición social, ni recuperar el nivel de bienestar que caracterizaba a este estrato.

Para los lectores de La Plata y el Gran La Plata, donde gran parte de la población pertenece o aspira a la clase media, estos datos no son abstractos. Se reflejan en la vida cotidiana: en los cambios de consumo en los supermercados, en las restricciones a la hora de planificar vacaciones o incluso en la baja asistencia a centros comerciales como el de Camino General Belgrano. El fenómeno, aunque nacional, tiene una traducción concreta en el conurbano bonaerense, donde la presión de los aumentos se combina con un mercado laboral informalizado y cada vez más inestable.

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